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José María Ruilópez

Despropósitos urbanísticos

Sobre el uso del coche y la movilidad

El concejal de Obras Publicas, Olmo Ron Prada, decía recientemente en una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA, que “el coche hay que cogerlo sólo por necesidad”. Esta afirmación suena un poco a dictatorial, a autoritarismo. Como si el edil Olmo (ya es el colmo) nos tuviera que decir cuándo, cómo y por qué cada vecino debe usar el coche. Esta es la deriva del gobierno local que va en contra de todas las lógicas. Cuando hace poco un grupo de expertos argumentaba, tras un estudio profesional, que el Muro debe tener dos sentidos de circulación para facilitar el movimiento de los ciudadanos por el resto de calles, ahora parece que están preparando otra remesa de barbaridades urbanísticas.

Porque con ese cierre han convertido la carretera de la Costa en un verdadero atasco continuo durante horas, o la salida hacia el sur de la ciudad tras el caprichoso tapiado de la avenida del Molinón por el concejal especialista en caravanas, para, dice, aumentar el parque de Isabel la Católica, cuando el parque está medio vacío, que hasta el bar que había en él acabó cerrando por falta de clientes.

No sé para qué queremos concejales de la nada cuando tienen que pedir opinión a personas técnicamente capacitadas. No son más que un estorbo valorado cada uno en 58.000 euros al año. Tal parece que en la política sólo se apuntan los ineptos y los avispados. Tengo la sensación de que el grupo municipal con los concejales de inmovilidad y obras públicas están preparando el terreno para dar al pueblo gijonés y a sus visitantes otro verano como el de 2020, plagado de obras y máquinas escavadoras por todas partes, para después dejar un desaguisado que a vista de pájaro es una verdadera chapuza, donde el llamado “cascayu” sirve para que las ambulancias y la policía pasen a toda velocidad sorteando peatones, porque no tienen otra vía rápida para cumplir con las urgencias que se presentan.

El concejal que nos ocupa está muy satisfecho con hacer de la avenida del Molinón un paseo, cuando ya había dos esplendidas aceras para pasear, sin importarle ni el gasto que conlleva todo ese trabajo ni las consecuencias circulatorias nefastas para el resto de la ciudad. Seguro que, si los abuelos del susodicho vivieran en el Muro y tuvieran que coger un taxi para ir a Cabueñes, o esperar a un familiar para que los llevara con el coche en el único carril en esa dirección, vería las cosas de otra manera. Pero debe ser que llevar ancianos en coche no es una necesidad, es una broma. Pues llevamos un año de “bromas sanitarias”, que al concejal deben importarle poco.

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