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Filippo Priore

Por libre

Filippo Priore

Fuera de quicio

Sobre el Festival de Eurovisión y la canción de Italia como favorita

Este próximo sábado se celebrará en Rotterdam la gran final del Festival de la Canción de Eurovisión, en el mismo lugar y bajo el mismo lema, “Open Up” (ábrete), de la edición suspendida en el 2020 por la maldita pandemia. Con él se persigue transmitir esa apertura de miras tan propia de los Países Bajos, invitando a todas las personas a no enrocarse en sí mismas, enriqueciéndose al contrario con la diversidad cultural existente en el mundo.

Serán más de 200 millones de espectadores los que seguirán por televisión esta LXV Edición (3.500 privilegiados in situ), y que, desde su puesta de largo en Suiza en 1956, no ha faltado a su cita salvo el pasado año. Sus primeros organizadores intentaron a través de la música restañar algunas de las heridas que aún sangraban tras la II Guerra Mundial, teniendo como inspiración el festival italiano de Sanremo.

En aquella primera edición, donde las reglas entonces obligaban a cada país a cantar en su idioma (qué paradójico que en la actualidad la mayoría de los participantes empleen “la lengua del Brexit”), la vencedora fue una cantante local, Lys Assia, con la canción “Refrain”.

Como es tradición para los eurofans, entre los que, lo reconozco abiertamente y sin tapujos, me incluyo, se hacen apuestas sobre quiénes son las grandes favoritas para alzarse con la victoria. No parece, por desgracia, que la emotiva “Voy a quedarme”, de Blas Cantó, se encuentre entre ellas.

La que sí cuenta cada vez con mayores adeptos para dar la campanada es Italia, que en esta ocasión ha renunciado a su clásica canción romántica para dar la oportunidad a una revolucionaria banda de rock de nombre sueco: “Måneskin”. Con la pegadiza “Zitti e Buoni”, clásica expresión con la que los adultos intentan que los más pequeños estén “callados y formales”, se presentan estos cuatro jovenzuelos que, tras saltar a la fama en un “talent show”, arrasaron en la última edición de Sanremo. Sin duda son el mayor fenómeno musical que se ha visto en Italia en los últimos años. Un renacimiento del rock en toda regla en la patria de Dante. Bienvenido sea.

Su letra y su estructura, en cuatro partes claramente diferenciadas, como si de las cuatro estaciones de Vivaldi se tratara, vienen que ni pintada para estos tiempos de locura que hemos y estamos aún viviendo. “Siamo fuori di testa”, gritan con rabia, pero también con esperanza estos rebeldes con una causa más que clara para quienes quieran escucharles. Y es que todos los especialistas están de acuerdo en ello: esta pandemia nos ha sacado a todos un poco de nuestros cabales o, si lo prefieren, de quicio. ¿O no?

Háganme caso y no se pierdan el espectáculo este sábado. Y recuerden quién les dio la primicia sobre el ganador. Pero si me equivoco, tampoco me lo tengan muy en cuenta. Recuerden las veces que hasta incluso el gran José Luis Uribarri llegó a errar en sus pronósticos.

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