La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jaime Torner

Merecido tributo al personal de Enfemería

Recientemente, LA NUEVA ESPAÑA informó del acto celebrado en el Hospital de Cabueñes a propósito del “Día Internacional de Enfermería”, un homenaje especialmente merecido por el azote de la pandemia del covid-19 y la estresante asistencia sanitaria prestada por un colectivo sanitario tributario de apoyo psicológico (40% de casos).

Durante dicho acto, se reivindicó la abnegada (incluso invisible) labor del personal de enfermería (tradicionalmente femenino aunque con progresiva incorporación masculina) afirmándose: “Ser esenciales y no subordinadas”, en teórica referencia a su relación con el estamento médico o su aspiración de mayor protagonismo en la gestión del Hospital. Comentada la noticia, desearía efectuar varias consideraciones al respecto:

En primer lugar, hasta hace un siglo, el cometido de la enfermera estaba supeditado al médico. Concretamente, en España, semejante perfil cambió con la llegada del título de ATS (Ayudante Técnico Sanitario), obtenido tras cursar una licenciatura de 3 años que ofrecía una completa formación técnica; la cual, posteriormente, podía proseguir hacia una especialización en el Área Médica o Quirúrgica del propio Hospital.

En segundo lugar, generalmente, la labor de médicos y enfermeras se realiza en equipo manteniendo bien delimitadas sus respectivas competencias para evitar interferencias; lo cual no impide que puedan prestarse apoyo mutuo en circunstancias determinadas:

En tal sentido, recuerdo que durante mis 40 años como cirujano de la Sanidad Pública (18 de los cuales fueron en el Hospital de Cabueñes) agradecía tener un personal de enfermería experimentado en planta para afrontar las incidencias surgidas y disponer en quirófano de enfermeras o instrumentistas eficaces para facilitar esa intervención. Además, ante la escasez de médicos residentes durante las guardias de la época MIR inicial, varias enfermeras ejercían voluntariamente la doble función de instrumentar y ayudar en el campo quirúrgico. ¡Cuánto agradecía el cirujano de retén (localizable en su casa) este gesto tan solidario!

En tercer lugar, por norma, la relación entre médicos y enfermeras ha sido siempre profesional y de compañerismo, aunque ello no impide constituir una gran familia. Consiguientemente, esa rivalidad entre ambos estamentos que, aparentemente, ahora se pretende transmitir parece un tópico televisivo.

En definitiva, pienso que este tributo al personal de Enfermería ha sido muy justo. Sin embargo, creo que, tras la supresión del estado de alarma, el mejor tributo para reconocer su indispensable labor sería que la ciudadanía mostrara una conducta cívica y sensata para evitar otra ola del covid-19, causante de una nueva sobrecarga asistencial que, incluso, pueda comprometer la salud de dicho personal.

Compartir el artículo

stats