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Maribel Lugilde

Triaje para el hueco cuántico

La nueva normalidad diseñada para atención primaria que no convence a los facultativos

Igual ya estamos pisando la vieja nueva normalidad, aquella que era para junio de 2020 y que cuatro olas de Covid dejaron convertida en un año de supervivencia. Quizás este junio sí. Tenemos la vacuna, el pálpito y la absoluta necesidad. E intuimos que, hilando fino, quizás aprovechando lo aprendido en el tránsito, podamos construir entre todos una normalidad que combine lo viejo que era bueno y los recientes hallazgos. Porque de ciertas normalidades de antes también querríamos huir.

En eso andan médicas y médicos de Atención Primaria, para quienes las autoridades sanitarias han diseñado un plan a estrenar en junio. En realidad, se trata de reorganizarnos a todos en nuestra relación con nuestro centro de salud, una vez superados los tiempos de restricciones a la consulta presencial. El concepto clave es “triaje”. Atención. Llega para quedarse.

Sepan, para empezar, que la agenda diaria de nuestras doctoras y doctores de familia se compondrá de 43 huecos: 18 para consultas presenciales de ocho minutos, nueve telefónicas y cinco para urgencias y pacientes de otros facultativos. Ahora rememoren esos ratos de hablar sin prisas con su doctor, sentirse escuchados y salir -sólo por el diálogo- un poco reparados por dentro. El misterio de ese hueco cuántico lo conoce quien lo propicia: es a costa de prolongar jornada y cansancio.

Por eso nuestros doctores dicen que esa agenda es irreal, que sus maratones diarios lo confirman. Reclaman más personal y profesionales preparados para el triaje. Y aquí entramos nosotros, los y las pacientes. De entrada, un poco de “autotriaje” antes de llamar a nuestro centro de salud no vendría mal. Pero, además, habremos de aceptar un diálogo preliminar a la cita que antes no teníamos y que hará que nuestra consulta encuentre su hueco.

No estaba en la vieja normalidad y se queda para la nueva. Hacer convivir el lógico celo sobre nuestro historial clínico, nuestras ganas particulares de respuesta rápida, con propiciar un sistema para atender las necesidades de todos. Y entender que la cita telefónica será una de las opciones.

Con todo, a nuestras doctoras y doctores les faltarán refuerzos. Y mucho me temo que la administración será cicatera como ella sabe, haciendo sus cuentas de la vieja y jugando al despiste mientras llega el envite. Quienes estos meses han sido el sostén telefónico, telemático, presencial si se terciaba, para nuestros males de siempre más el Covid, llegan agotados a la nueva normalidad. Les queremos entregados y felices, y están extenuados y recelosos. Pero dispuestos a obrar el milagro de los ocho minutos cuánticos.

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