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Paco G. Redondo

Sobre Poniente

Llevan a Gijón y a Asturias al ocaso con sus obsesiones y boicots

En marcha el concurso para reformar Poniente en Gijón con 13 proyectos en liza. Mejorar la fachada marítima siempre es bienvenido, en un ámbito donde hay cuñas de hormigón perpendiculares hasta casi el carril bici, feas y de utilidad desconocida. Sin embargo, cada vez que el gobierno municipal plantea remodelar esta calle o la otra, ya sabemos por donde suelen ir los tiros: suprimir aparcamientos, quitar carriles, que los vehículos no puedan circular, es decir empeño en boicotear a los coches y a los conductores. Ello incluye a los coches particulares, a los taxis, las furgonetas de reparto, los autobuses, luego no es para mejorar los servicios cívicos. Parte del espacio corresponde a la Autoridad Portuaria. Y haría falta saber primero con qué presupuesto se cuenta, para no elegir el proyecto más bonito o más caro, pero sin poder financiarlo.

Es importante hacer constar que quienes van contra los coches y los conductores en realidad van también contra la economía y el empleo en España y en Asturias. España antes de la epidemia era la tercera exportadora de vehículos de Europa, solo por detrás de Alemania y Francia, y por delante de Reino Unido e Italia. Se trata de un sector que genera, junto con sus numerosas industrias auxiliares, casi el 10% del PIB y del empleo español, en parte importante también en el noroeste con fábricas significativas, como Renault en Valladolid y Palencia, Citroën en Vigo o Volkswagen en Pamplona. Y afecta directamente a Asturias (Avilés y Gijón), pues en la siderurgia se fabrica la base para las carrocerías de los vehículos. Así pues, quienes boicotean a los coches y creen estar haciendo algo grande, lo que están haciendo es boicotear los empleos correspondientes.

Tampoco tiene justificación si es por ecologismo debido a la contaminación que producen los tubos de escape. Resulta que el 30% de la contaminación atmosférica mundial la produce China comunista, en tanto la Unión Europea junta solo suma la tercera parte, el 10%. Acabar cuanto antes con el carbón, el petróleo, el automóvil y la industria europea clásica puede tener un enfoque anticapitalista, pero no es un enfoque racional; de manera totalitaria y precipitada va contra la prosperidad. Lo lógico es distribuir equitativamente los espacios y fomentar el transporte colectivo, así los autobuses, tranvías o trenes de cercanías. Estos empeñados en dejar Gijón y Asturias para prado, cual desierto verde: ¿qué futuro creen tendrán luego los jóvenes asturianos?

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