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Armando Nosti

No a la ITV en Granda

Motivos para rechazar la estación en la parroquia gijonesa

La nueva estación de la ITV no debe instalarse en Granda por mucho que la legalidad la ampare, mucho menos, después de la oferta del Ayuntamiento de Gijón para permutar la finca adquirida a la Cooperativa por otras en un polígono industrial. Este es uno de los casos en los que lo legal y lo justo van por distintos caminos.

Los motivos dados por el Principado para no aceptar la permuta no parecen muy consistentes. Habla de encarecimiento y retraso en la puesta en funcionamiento de la nueva estación. Son dos motivos que, además de dudosos, podemos calificar de circunstanciales; el coste y el retraso se asumen una sola vez y ya está. Suponiendo que fueran ciertos, insisto que cuando menos se les puede calificar de dudosos, se solucionarían con algo más de dinero, no mucho más y algo más de tiempo sin estación de refuerzo; nada, sobrecostes y retrasos, a lo que no estemos acostumbrados por su frecuencia en obras públicas de cualquier tipo.

Por contra, los perjuicios ocasionados a los vecinos serían para siempre y la única solución posible, más remiendo que solución, unos nuevos accesos, resultaría más cara, realmente mucho más cara. Tampoco parece que la existencia de una nave en la parcela facilite la construcción de la estación de ITV. Una nave diseñada para una industria cárnica, abandonada desde hace tiempo, no parece una buena base para lo que se pretende construir. Normalmente es más fácil partir de cero que adecuar una edificación en estas condiciones.

Que la finca haya sido vendida al Principado por una Cooperativa, que ha servido de puerta giratoria para un candidato socialista llamado a perpetuar una época “gloriosa” y que fue rechazado por sus propios militantes y por los ciudadanos, abre unos cuantos interrogantes, que por limpieza democrática convendría aclarar. Cuesta entender el empecinamiento del Principado en instalar la estación en una parcela que, si fue calificada de industrial, lo fue con una finalidad determinada, que al final resultó un fiasco, y que no tiene nada que ver con el uso que ahora se le quiere dar, habiendo parcelas libres en la mayoría de los polígonos industriales de la ciudad. Más que nunca, esta operación necesita luz y taquígrafos si se quieren evitar interpretaciones que la emponzoñen.

Por otra parte, la oposición municipal, al menos alguna oposición, no debiera utilizar esta operación para sacar tajada. El Plan General de Ordenación califica esta parcela como industrial y la oposición, al menos alguna oposición, aprobó el Plan que el PSOE no apoyó. Ponerse ahora de parte de los vecinos y pedir al equipo de gobierno que prevarique no es de recibo.

Más coherente parece la oposición regional que pretende instar al Gobierno del Principado a que recapacite y acepte la propuesta de permuta que el Ayuntamiento le ofrece. Si no lo hace, tendrá que dar motivos más fundamentados de los que ha ofrecido para justificar su postura.

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