La cesión de 1.400 metros cuadrados repartidos por tres plantas de la Universidad Laboral que el Principado acaba de realizar al Ayuntamiento para que la innovación colonice el gran complejo arquitectónico tiene una triple importancia estratégica para Gijón, aunque nadie haya sacado pecho por el anuncio. Significa un necesario salto intermedio en la expansión del Parque Científico Tecnológico desde Cabueñes a la Pecuaria, una operación que va para largo. También implica dotar de renovados usos a un espacio emblemático y mal aprovechado. Y supone un espaldarazo del Gobierno regional al modelo para la generación de I+D desarrollado desde hace más de dos décadas en la ciudad, el más exitoso con mucho de todos los que se han ensayado en Asturias. Y el que tiene los mejores planes de futuro.
