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Jaime Torner

La variante vietnamita del covid complica la pandemia

Según informó la corresponsal de CNN Helen Regan: “Vietnam detecta una posible nueva variante de coronavirus que sería un híbrido de las ya identificadas en el Reino Unido y la India”. Esa nueva variante fue anunciada posteriormente por el ministro de Salud de Vietnam (NT Long), considerándola como probable responsable del gran aumento del covid-19 en el país. Comentada la noticia, deseo efectuar varias consideraciones.

En primer lugar, según esta corresponsal, Vietnam había destacado por su notoria contención de la pandemia mediante una eficaz estrategia en detección precoz de casos importados, un estricto programa de cuarentenas y su posterior seguimiento. Sin embargo, este brote del covid se ha extendido rápidamente a treinta ciudades del país (mayormente en las zonas industriales), incluida la capital.

En segundo lugar, hasta la fecha, han aparecido once variantes importantes de covid-19 con distinto impacto epidemiológico del virus, destacando la variante británica (hasta un 70% más transmisible que la cepa inicial china), la sudafricana, la brasileña y la india. Por lo tanto, inquieta que la variante vietnamita sea una forma híbrida de la británica y la india.

En tercer lugar, respecto a la eficacia de las vacunas: si bien la OMS informa de que las vacunas protegen ante cualquier variante mundial del covid, procede aclarar que, si no existe una “inmunidad cruzada” entre ellas, su eficacia podrá disminuir según cada variante. Así, el virólogo José Alcamí (del Centro Nacional de Microbiología) considera previsible que las vacunas pierdan eficacia, aunque sin llegar a presentar una resistencia absoluta, precisándose una inmunidad mundial del 85% para evitar que surjan nuevas variantes del virus. De ser cierto, este trascendental dato no puede ser ignorado (ni silenciado) puesto que refleja un objetivo lejano y aconseja evitar una precipitada relajación ciudadana.

Dicho lo cual, desearía añadir que Vietnam tiene una población de 96 millones de habitantes; de los cuales, actualmente, solo están vacunadas 30.000 personas, hecho que lo convierte en un país de “alto riesgo”, como la India, Brasil y Sudáfrica.

Consiguientemente, sería una grave irresponsabilidad política instaurar en España una apertura indiscriminada de nuestras fronteras para salvar la campaña turística anual omitiendo medidas restrictivas de acceso mediante unos controles sanitarios sistemáticamente rigurosos (sin un carácter aleatorio). Semejante estrategia debería persistir hasta que la campaña de vacunación consiga alcanzar una “inmunidad de rebaño” óptima (del 70%-80%).

En definitiva, la pandemia del covid se resiste a desaparecer mediante diversas variantes surgidas por mutación del coronavirus inicial. Consiguientemente, ante ese evidente contratiempo, resultaría inaceptable que nuestros dirigentes políticos reincidieran en sus errores del verano pasado, porque esa torpeza sería moralmente censurable y políticamente injustificable.

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