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Paco G. Redondo

Curso irregular

De no dejar aprender a multiplicar los medios tecnológicos

El curso académico se ha desarrollado de manera desigual. Si en el verano del 2020 el gobierno presumía de haber derrotado al coronavirus, tras la primera ola y el levantamiento del estado de alarma después de tres meses de confinamiento y desescalada, pronto se vio que los planes de normalidad desde septiembre, también en el caso asturiano, confundían sus deseos optimistas con la cruda realidad. Las clases se iniciaron a finales de septiembre en vez de a mediados para hacer el test PCR a todo el profesorado. Ante la carencia de espacios para mantener una distancia de seguridad de 1,5 metros entre cada alumno en el aula, se optó en gran parte de los cursos por la semi presencialidad: unos venían lunes, miércoles y viernes y otros martes y jueves, según semanas alternas. ¿Cabrán todos el próximo con la propuesta actual de 1,2 metros?

Una medida positiva ha sido la instalación de ordenador de mesa, cañón para proyectar e incluso cámara en casi todas las aulas. Ello amplía y mejora las posibilidades didácticas. En estas últimas décadas se ha ido pasando de la tiza y la diapositiva fija al vídeo-cd y la pizarra blanca, y ahora a la posibilidad de disponer de internet, elección de vídeos e incluso vídeo conferencias. Si el gran error académico del curso anterior fue impedir avanzar materia desde mediados de marzo al suspenderse las clases presenciales, es decir, se impidió seguir aprendiendo para solo repasar lo ya examinado, el gran acierto de este curso, que en otras circunstancias probablemente habría llevado varios cursos, ha sido actualizar las nuevas tecnologías a la realidad del siglo XXI. Ahora habrá que ir puliendo estrategias para sacar provecho a los nuevos medios.

En efecto, lo más importante no es la forma sino sobre todo el fondo, es decir los contenidos a aprender. Soy más bien clásico, y no me termina de convencer la formulación de las competencias, –en el sentido de capacidades, no de competir–, pues eso de aprender a aprender me suena a retórica sofista, el hecho concreto son las técnicas de estudio. Y en cambio echo en falta una competencia sobre salud, nutrición y ejercicio físico. Suelen afanarse mucho en novedades, por ejemplo, contra la memoria, que es un peldaño necesario y básico en la escalera del saber, inventan se puede subir jugando a brincar, en vez de avanzar con mérito peldaño a peldaño. No se trata de ser conservador o reformista, sino de saber qué hay que conservar y qué hay que reformar.

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