La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Miguel Piñera

Otra historia local

Luis Miguel Piñera

El maromista Casali

Marcos Casali era italiano, artista de circo y funambulista. Fue la atracción en las fiestas de Begoña del año 1868, hace más de siglo y medio en un Gijón que contaba con 10.000 habitantes, la mitad que todo el concejo. Fue el lunes 17 de agosto de 1868 cuando Casali cruzó a pie sobre la cuerda de aproximadamente 75 metros que había tendido entre la capilla de La Barquera y la parte más alta de la torre de la Colegiata de San Juan Bautista. La capilla de La Barquera estaba, estuvo hasta 1898, en la plaza del Marqués; la situaríamos entre el inicio de la calle del Instituto y la rampa de La Barquera.

El funambulista más famoso era en ese tiempo el francés Charles Blondín que nueve años antes había cruzado (335 metros) las cataratas del Niágara entre Estados Unidos y Canadá. En Gijón Marcos Casali aquel lunes de agosto de 1868 realizó cuatro paseos a gran altura. Primero lo hizo, desde la capilla a la colegiata, digamos de manera sencilla, pero luego volvió caminando de espaldas, y otra vez hizo el recorrido pero esta vez se detuvo en la mitad de la cuerda “haciendo ahí su comida y se tendió a lo largo cual si estuviera en el lecho”. La hazaña de Marcos Casali nos la cuenta el diario “El Norte de Asturias”. El periódico estimaba en “más de 10.000 almas las que ocupaban ayer la extensa plaza del Marqués, y vino gente exprofeso de Oviedo, Avilés y otros pueblos”.

Tengamos en cuenta que en ese 1868 todavía no existía en Gijón el teatro-circo Oddulia (1875) que luego fue Campos Elíseos donde sí que fueron habituales los circos ecuestres, trapecistas, equilibristas y espectáculos similares, ni la plaza de toros de El Bibio (1888). Tampoco existía la estatua de Pelayo inaugurada en 1891. Lo de Marcos Casali fue antes, como parte del programa de fiestas de Begoña y como antecedente lejano de lo que muchos años más tarde fueron Los Bordini. Como Casali Los Bordini (italo-alemanes) caminaban a gran altura sobre un alambre, con motos incluso, sin trampa ni cartón.

Compartir el artículo

stats