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Paco G. Redondo

Sobre la prudencia

Entre vacunas y botellones, empates y penaltis

Ha llegado el verano y se han vuelto a disparar los contagios por coronavirus, que se están multiplicando entre los jóvenes. Las cosas no suelen suceder por casualidad, sino por causalidad. Se ha juntado el fin del estado de alarma, el retroceso de las restricciones y el avance de la vacunación para tener muchos la sensación de que el covid19 está derrotado, frase desafortunada de Pedro Sánchez el verano pasado, -en otoño vino la segunda ola, y en invierno la tercera, también con gran mortalidad-, volviendo a una normalidad imprudente de aglomeraciones, falta de distancia de seguridad y de mascarillas. Otra vez oímos que pronto alcanzaremos “la inmunidad de rebaño”, y desde septiembre todas los cursos y las clases escolares serán presenciales.

Lo cierto es que la situación ha mejorado, pero también tenemos datos alarmantes. La mitad de los jóvenes vueltos desde la costa de Salou a Navarra han dado positivos en los test de contagiados. Frente a la variante Delta (india) del coronavirus más contagiosa, estudios en Israel arrojan una eficacia de la vacuna de Pfizer/BioNTech del 64% y no del 94% como se deseaba. En Rusia, donde esta variante ya es predominante, están batiendo cada semana el récord de fallecidos. Claro que hay ganas de dar ya por superada la epidemia, sin embargo, la gran mayoría de los jóvenes están aún por vacunar, luego botellones o conciertos masivos son boletos para enfermar. Hemos ganado batallas importantes al coronavirus, pero la guerra aún no ha terminado, y despreciarlo es temeridad. Persona prevenida vale por dos, no nos precipitemos.

Dicen los comentaristas que la selección española ha estado de sobresaliente en la Eurocopa llegando a semifinales. Más exactamente podríamos puntuarlo con notable alto. Tiene en todas las líneas grandes jugadores, así Laporte seguro en defensa, Busquets organizador en el centro del campo, Dani Olmo incisivo en ataque, pero le ha faltado terminar de culminar. Es difícil ser campeón cuando fallas la mayoría de los penaltis. También de notable alto el seleccionador gijonés Luis Enrique, acertado con los jugadores elegidos y dejando a Sergio Ramos, lesionado en el final de la liga. Pero debió dar más minutos a Traoré, capaz de desequilibrar: no hemos perdido ningún partido, pero de seis solo hemos ganado dos, los más abiertos. Partidos muy trabados se prestan al empate, exceso de prudencia. La virtud está en el justo término medio.

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