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Eloy Méndez

Taza y media

Eloy Méndez

Hito industrial

La descomunal inversión anunciada ayer para la factoría gijonesa de ArcelorMittal por la propiedad en primera persona, con todas las cautelas que exigen los movimientos de las multinacionales incluso en el corto plazo, implica nada más y nada menos que la pervivencia en la ciudad de la gran industria, su razón de ser junto al puerto como motor económico de Asturias, por mucho que durante las últimas décadas se haya acometido una considerable diversificación. A falta de conocer al detalle las repercusiones para el empleo que traerá el descenso de la producción de la planta, esta lluvia de millones permite que la región no se quede totalmente descolgada en la caótica carrera europea de la descarbonización y es una bocanada de aire fresco en la asfixiante coyuntura creada por la parálisis de sus sectores tradicionales y la falta de iniciativa de los poderes públicos. Pero obviamente no despeja la gran incógnita para la próxima generación: la espada de Damocles de la factura eléctrica sigue pendiendo.

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