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Eloy Méndez

Taza y media

Eloy Méndez

Munuza con La Merced

En la esquina de Munuza con La Merced se hacía desde hace décadas un bendito proselitismo gijonés. Cigarro en mano y cuando no había tarea detrás del mostrador, Alfonso Peláez departía a la puerta de la Droguería Asturiana con cualquiera que se dejara obsequiar con alguna anécdota bien contada, fresca o de congelador, según la ocasión. Eran multitud. Vecino dispuesto a echar una mano, tan socarrón como cariñoso, tenía el don natural de hacerse querer sin el menor esfuerzo. Aquellas charlas las convirtió con el tiempo en artículos para deleite de quienes disfrutan con esta ciudad. Entendía Gijón porque antes lo amó. Recordarle será siempre un placer junto a Isabel, María e Ignacio, tres de esas personas que hacen la vida infinitamente mejor.

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