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Raúl Suevos

Epidemia mortal de vejez en Cuba

Las numerosas muertes de generales tras las protestas

En los tiempos de la Unión soviética existía una especialidad entre politólogos y periodistas conocida como “kremlinología” y que consistía en el estudio y análisis de las políticas y dirigentes de la URSS. A esta “ciencia” se dedicaban ímprobos esfuerzos y se componían sesudos estudios, ensayos y libros. Era toda una fuente de subsistencia para muchos de los que a ella se dedicaban. Con Cuba, desde hace tiempo, sucede algo parecido, especialmente en los Estados Unidos, y más particularmente en Miami. Allí la “cubanología” es más que una especialidad, es casi una religión; y aquí en España, según la temporada, aparecen muchos seguidores de esa creencia.

Estos días, después del calentón con las espontáneas manifestaciones, que lo fueron por más que algunos quieran ver la mano de la CIA detrás, se ha desencadenado un frenesí en torno a las muertes de generales cubanos, seis en una semana, número que a estos “cubanólogos” les parece exorbitante y, sin duda, fruto de algún tipo de depuración interna del régimen, para algunos, o alguna operación secreta de la CIA, para otros. Todos ellos demuestran un profundo desconocimiento de la realidad cubana, incluidos los teóricamente mejor informados, los de Miami.

Con la dificultad que tiene hablar de cifras en relación con Cuba, se puede afirmar que tiene una de las poblaciones más viejas de América, y ello es debido a varios factores: la medicina preventiva, especialmente las vacunas infantiles, la emigración de los jóvenes, la ingesta de vegetales y frutas debido a la dificultad de lograr proteína animal, y hasta hace unos años –cuando Raúl empezó a enviar masivamente a los médicos a trabajar fuera– una aceptable asistencia hospitalaria.

En el Ejército cubano impera la gerontocracia. De los seis generales muertos, solo uno estaba en activo, mandaba el ejército Oriental, y pudiera ser que el covid sea el responsable de su deceso. Respecto a los otros, todos en la reserva, que en Cuba dura hasta que te entierran, habían combatido con los Castro, alguno ya en el 53, así que, suponiéndoles 18 años entonces, todos ellos andarían por encima de los 80, es decir, que en una isla que tiene mucho covid, en la cual las vacunas de desarrollo propio tienen una más que dudosa eficacia, me parece a mí que el hecho de que estos señores se mueran no debiera alarmar a nadie, al contrario, se trata del hecho más natural del mundo y solo cabe esperar que al más famoso de los ancianos cubanos, Raúl Castro, 90, le vaya llegando también el turno; más que nada para que corra el escalafón, y de paso los “cubanólogos” de Miami tengan algo en que entretenerse.

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