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Jaime Torner

Autocrítica y gestión del covid

El presidente Sánchez tiene pocas razones para presumir

El presidente Sánchez efectuó recientemente un balance desmesuradamente optimista sobre la gestión de su gobierno de la pandemia del covid-19. Declaró el presidente que “el Gobierno ha cumplido un tercio de los compromisos adquiridos y que juntos viviremos la recuperación de la pandemia sin dejar a nadie atrás”. Además, y en una comparecencia televisiva, alardeó del ritmo de vacunación existente con un “en la que España es medalla de oro” como base para afrontar la fase de recuperación económica. 

Procede una reflexión. En una España inmersa en la quinta ola del covid y con una media de contagios superior a los 700 casos por 100.000 habitantes (en 14 días), el Presidente se congratulaba por lograr vacunar al 50% de la población. Aunque debido a la variante “Delta” y su ritmo exponencial de transmisión, admitía que se precisaba aumentar la cota de “inmunidad de grupo”, según parece, del 70% al 90%. Sorprende, además, que en la campaña de vacunación se confunda el número de personas vacunadas con la efectividad ante las variantes que van surgiendo. Según los expertos, la eficacia de las vacunas disponibles ante la cepa inicial del virus era del 70-90% pero, dada la insuficiente tasa de anticuerpos registrada tras la primera dosis en las vacunas de dos tiempos o la presunta resistencia ante algunas de las variantes surgidas, sería lógico considerar que, incluso aumentando la frecuencia de dosis, la eficacia global de la vacunación fuera inferior a la inicialmente prevista aunque ofrezca una menor mortalidad.Y en tercer lugar, a pesar del criterio de algunos expertos en Salud Pública, se ha demorado la vacunación de otros colectivos de riesgo como la juventud, propensa a concentraciones sin distancias de seguridad ni llevar mascarillas, o mujeres embarazadas. Implicando ir, nuevamente, a remolque del coronavirus. 

Finalmente, durante este año, España ha comprado 96 millones de vacunas a farmacéuticas extranjeras mientras su Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está desarrollando tres. Una de las cuales puede cubrir las nuevas variantes del coronavirus si genera “inmunidad cruzada” y es administrada por vía nasal, en lugar de la vía intramuscular habitual. Dicho esto, me pregunto: ¿Se priorizan las vacunas de producción nacional para potenciar nuestros equipos de investigación y generar el ahorro consiguiente al país? Personalmente, tengo mis dudas. 

En definitiva, pienso que el presidente Sánchez tiene pocas razones para presumir de la gestión sobre esta pandemia y que precisa una profunda autocrítica al respecto; aunque pretenda evitarla para poder mitigar su creciente pérdida de credibilidad política.

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