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Paco G. Redondo

Impulsar

¿Y Asturias con rumbo eficiente y productivo para cuándo?

Nuevo curso, muchos de los mismos problemas pendientes, y parecida retórica optimista que suele quedar en humo. Nuestra región es de las que menos avanza entre el conjunto de España y la Unión Europea, sin terminar de superar su “perificidad” en materia de infraestructuras y crecimiento económico. Sin embargo, sería un tremendo error pensar que la solución no está en impulsarse y sumar, sino en diferenciarse y separarse. Después de los actos festivos y discursos del 8 de septiembre, debemos recordar la realidad: el comercio y el turismo traen libertad y prosperidad, el sectarismo y las barreras traen aislamiento y endeudamiento. Si no invertimos productivamente las millonadas europeas será como regar fuera del tiesto: puede dar fotos, pero no frutos.

Uno de los objetivos del gobierno autonómico para la segunda mitad de la legislatura en Asturias es la oficialidad del asturianu. Llama poderosamente la atención la necesidad de imponer una lengua porque haya dejado de hablarse en los últimos siglos. De hecho, ya existe una ley de protección e impulso del asturianu desde tiempos de la presidencia autonómica de Sergio Marqués. Dicen que será una oficialidad amable para engatusar. El problema es que ya hemos visto las etapas de la deriva en otras regiones, como el País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana o Baleares. Empezaron con la oficialidad amable, siguieron con la necesidad de preferencia, después la inmersión totalitaria para emplear solo “la lengua propia”, y discriminar al español en la enseñanza y la administración, así justifican que su región no es España y al cabo debe ser su feudo izquierdista y nacionalista; Covadonga, Pelayo, Asturias son la cuna de España.

Nuestra región es la comunidad autónoma española donde más ha retrocedido el PIB (valor de la riqueza anual producida) y la renta per cápita (riqueza por persona anual) en las últimas décadas, la de menor población activa, en edad y condición de tener trabajo pagado, y la de mayor caída demográfica proporcional. Lo que de verdad necesita Asturias no es decir Uvieu en vez de Oviedo, o ponerle una estrella roja soviética a la bandera, sino saber cuándo se van a inaugurar los túneles de la variante ferroviaria de Pajares, cuándo vamos a tener vuelos con París y Fráncfort, cuándo va a funcionar la ZALIA como trampolín de empresas, para qué va a servir el Calatrava en Oviedo, y cuándo se va a arreglar el arenal de la playa de san Lorenzo en Gijón, entre otras cosas.

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