A ver. No entiendo nada de trazados ferroviarios ni de fondos de saco, ni de trenes que circulan marcha atrás. Soy una ciudadana que estaba segura que sus ojos no verían el tren de alta velocidad a Asturias, mientras que en el resto de España iban tejiéndose cada vez más caminos de alta velocidad entre las distintas ciudades. Y he aquí que leo con sorpresa, que después de casi 40 años, desde que el ministro Rebollo soñó con la variante de Pajares, parece que ahora es una realidad. Y digo parece porque lo que el asturiano de a pie quiere saber es cuánto nos ahorramos en el viaje a Madrid, teniendo en cuenta lo “bien” que estamos comunicados con el resto de la Península. Viene la ministra y nos pone la miel en los labios, diciendo que “Asturias tendrá un AVE con las prestaciones de las grandes ciudades”. Y yo voy y me lo creo, porque, aunque a mi edad se suele ser más pragmática, yo sigo siendo una idealista soñadora que piensa que los políticos dicen la verdad de vez en cuando. Y claro, digo… qué bien. Así que vamos a coger el AVE en Gijón y llegar a Madrid, ¿en cuánto tiempo? Y la respuesta es como poco imprecisa.
Todavía no he leído en ningún sitio el tiempo que me va a llevar coger el tren en Gijón para ir a ver a mi leyenda urbana madrileña. Y es que el AVE no llegará a Gijón, ni a Oviedo, ni a Avilés. O sea que la ministra, claro, nos ha mentido. Porque sí. Llega a Asturias, pero se para ahí. Y según nos indica la señora ministra, no habrá AVE hasta Gijón porque explicó que un nuevo tendido implicaría una inversión multimillonaria y solo diez minutos de ahorro de tiempo de viaje. “Hay que racionalizar las inversiones”, añadió. Y se queda tan contenta. O sea que, a Barcelona, Sevilla, etc., etc., ¿el tren tampoco llega? ¿Quedan las vías de alta velocidad a 50 kilómetros de las grandes ciudades de una autonomía? Pues no. Todos llegan a cada ciudad y no se quedan a las puertas. Y va la ministra y sin sonrojarse achaca al anterior gobierno del PP el estudio que indica que no merece la pena que nos acerquen un poco más, que con que llegue a Pola de Lena, va que chuta. Y en esto no contradice al gobierno de Mariano. Manda huevos que diría el otro. Nosotros no merecemos ni una estación para el AVE (así que nuestra alcaldesa se queda sin jugar a cambiarla de sitio) ni un supertren. Nosotros seguiremos siendo los parias de la Península, los olvidados, incomunicados e inútiles que no somos capaces de reivindicar lo que nos habían prometido hace mogollón de años.
