Se nos murió Don Pio, hombre bueno, gran persona, mejor pastor, un gran párroco. Toda una vida de “pastoreo”, generosa entrega y servicio, en esta “complicada” aldea de Somió. Siempre sonriente, paciente, y con exquisita mesura. Andando cuando los demás nos deteníamos y despertándose cuando los demás dormíamos. Enseñándonos, que siendo humilde, se es más grande y poderoso. Y que la fuerza más potente es la fe.
Y en estos 50 años, los vecinos de Somió, nos hemos dado cuenta de que, bajo una cierta coraza, siempre hay alguien que quiere ser apreciado y querido. Y también, nos hemos dado cuenta, que hay amigos del alma, del corazón, y de la sangre. Amigos que dejan huella y amigos inmortales. Don Pio, eternamente párroco de San Julián de Somió, esta comunidad, siempre será tu amiga. Don Pio ya descansa en la casa del padre. Somió llora su ausencia.