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Javier Morán

El cormorán

Javier Morán

Parieron los montes

Esperábamos una colosal modificación del plan para la estación y las vías gijonesas, pero una vez conocidos los cambios ahora propuestos por el gobierno local no hemos tenido más remedio que acudir al viejo adagio griego: “Parieron los montes y nació un insignificante ratón”. Es decir, que los chamanes de la tribu habían anunciado que el monte estallaría pronto con titánicas mudanzas y metamorfosis, como en los versos de Samaniego: “Con varios ademanes horrorosos, los montes de parir dieron señales; y consintieron los hombres temerosos ver nacer los abortos más fatales”. Sin embargo, “después que con bramidos espantosos infundieron pavor a los mortales, estos montes que al mundo estremecieron, un ratoncillo fue lo que parieron”.

Concretamente, el parto de los montes municipales consiste en proponer ahora para dicho plan un coste de 751 millones de euros en lugar de los 814 millones establecidos en 2019. No quiere esto decir que despreciemos una rebaja de 63 millones, que verdaderamente es dinero bastante, sino que lo crucial del asunto permanece en carne viva: tanto el proyecto de 814 millones como el de 751 son piezas de caza mayor y cantidades indigeribles si se contemplan para una ciudad de 270.000 habitantes. No hemos llegado a conocer los pormenores del rechazo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a poner dinero en Gijón, pero el gobierno local sí nos dijo que dicho rechazo venía “a ratificar lo que ya veníamos diciendo en las últimas semanas”, a saber, que le habían puesto la proa al plan de 2019.

¿Y ahora? Nos imaginamos esta conversación al estilo de Gila.

–¿Oiga?, aquí el Ayuntamiento de Gijón. ¿Es ahí el BEI?

–(Alguien habla en luxemburgués).

–¿Y no está Werner? Dígale que se ponga (Werner Hoyer, presidente de Consejo de Administración).

–(Más Luxemburgués).

–Ah, bueno..., que está despidiéndose de Merkel...; pues le dice usted que ahora nos vale con tan sólo 750 millones y todo arreglao.

Y para abundar más en lo del monte y el ratón fijémonos tan sólo en un cambio muy revelador. Ahora se nos dice que las vías de largo recorrido y de la antigua Feve podrían trazarse a 5,76 metros de profundidad por un módico precio de 99,44 millones, mientras que en el plan de 2019, el maldecido, las ponían a 8 metros de hondura por la barbaridad de dinero de 108,51 millones. ¿Será esto una broma? ¿Pretenden decirnos que es preferible ahorrar 9 millones en una obra que ha de durar cien años y que el tendido de las catenarias rebase en dos metros y pico la cota cero para luego construir una cubierta encima?

Aquí lo dejamos por ahora, pero no sin antes poner nuestras cartas boca arriba: la solución de 2019, con las instalaciones en torno al Museo del Ferrocarril, ha de ser firmemente mantenida, como mostraremos en lo sucesivo con varios argumentos.

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