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Paco G. Redondo

Más peajes

Plomo en las alas para el comercio, el turismo y el empleo

España era antes de la epidemia de coronavirus la tercera productora y exportadora de vehículos de Europa, solo por detrás de Alemania y Francia, y por delante de dos potencias tradicionales en este sector, el Reino Unido e Italia. Teniendo en cuenta los sectores auxiliares (acero, aluminio, neumáticos, cristalería), representaba casi un 10% del PIB y del empleo nacional. Ahora hace aguas, siguen hundidas las matriculaciones; España venderá unos 900.000 vehículos este año 2021, un 30% menos que en 2019: ¿Dónde está la recuperación intensa? A las campañas de determinados ayuntamientos de aumentar las peatonalizaciones y vías ciclistas –lo cual es positivo– boicoteando y acosando a los coches y a los conductores y usuarios –lo cual es negativo–, se une ahora el afán recaudatorio del gobierno por implantar peajes por el uso de las autovías.

Cabe recordar aquí en España, nación más montañosa que Alemania o Francia y con menos recursos presupuestarios, se desarrolló el concepto de autovías como desdoble de carreteras tradicionales, para disponer de al menos dos carriles separados para cada sentido de la marcha, así su construcción era más barata, y no se cobraba peaje al no haber ruta equivalente. A diferencia de las autopistas, donde la nueva construcción de todos los carriles de sentidos separados las hacía más caras, pero al disponer como alternativa de las carreteras tradicionales, se cobraba peaje. Con el paso del tiempo han tendido a equipararse, con alguna diferencia en cuanto a radio de las curvas y cruces a nivel. Por tanto, imponerles peaje ahora a las autovías es pagar dos veces por lo mismo.

En cuanto a Asturias, llueve sobre mojado con su postergación. Pendiente aún la llegada del tren de alta velocidad a Oviedo y Gijón, autopista del mar al sur de Inglaterra y Rotterdam o vuelos internacionales a París y Frankfurt, se une por carretera sufrir uno de los peajes más elevados de España en el acceso por el Huerna, dado que las autovías gallegas Rías Bajas a Vigo y Rías Altas a La Coruña de momento no tienen peaje alguno, y por tren de Madrid a Huelva, que está más lejos, se tardan tres horas y media, y de Madrid a Gijón, cinco horas. Así pues, al “peaje geográfico” de estar en la periferia, los asturianos tienen que añadir la carga del “peaje fiscal”, un lastre para nuestras conexiones y competitividad, para el comercio y el turismo, freno al empleo.

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