La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Zorba en el Muro

La gran tomadura de pelo del Muro, tan molesta para la gente, atascada y sin proyecto

Los arquitectos tiran la toalla y abandonan inconcluso el informe sobre el Muro, un avispero ciudadano y con tintes políticos que a unos profesionales tan exquisitos como los artistas-arquitectos ha de espantar sin duda alguna. Unas ojeadas al expediente por arriba y por abajo los habrá convencido de para qué pisar semejantes arenas movedizas. Se percataron que el asunto no era cuestión ciudadana sino de bajas pasiones políticas que, evidentemente, no es su terreno de juego y que bastante tienen ellos con sus peleas cíclicas con el negociado de licencias y demás departamentos de urbanismo. Han tardado un añito, pero se han acabado por quitar de en medio y aquí paz y después gloria.

Pero hay una perjudicada mayor: la muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena dama de Carbayonia se ha sentido traicionada y se nos encocora ahora y les reprocha a los artistas-arquitectos su falta de valor. Sin un ápice de finura, en una explosión de ira de las suyas, proclama públicamente que hoy en día no hubiera contado con ellos para tal encargo. A buenas horas, mangas verdes. Pues no tiene derecho a ello, porque es ella, la paisana que nos cayó en el sillón del mando municipal, quien no evaluó ni bien ni mal lo que hacía al pasar su personal marrón a entidad multiforme como un colegio de arquitectos, cada uno de sus componentes con sus diferentes y muy propias ideas y sus desatados egos, pero que de tontos no tienen un pelo.

¿Y qué tal el sidecar municipal de humos y coches? Pues como don Tancredo, subido a la banqueta, quieto y silencioso no vaya a ser que algún morlaco se fije en él. Llegaremos así al final de mandato y sus desgracias urbanas y de movilidad seguirán estancadas con una alcaldesa que no se atreverá ni por asomo a llevarle la contraria y que no encuentra solución a lo que es un desmán de proporciones monumentales. Los mayores perjudicados de este sindiós somos los ciudadanos de esta sufriente villa marinera. Tan provisional esperaban los mandamases y que la remodelación era cuestión de cuatro días que hasta la pintura del “cascayu” se esfuma a ojos vista.

El fracaso de este aprendiz de brujo comunista tiene una virtud: irá perdiendo su inicial atrevimiento y cada día que pase su desmoralización aumentará, al ver todo su entramado tan derrumbado como la estructura en madera de “Zorba el griego”. Desinflará hasta que llegue el tiempo en que se haya de meter a fondo en mirar por su propio interés para encabezar de nuevo una candidatura ya en el aire de confirmarse la inmersión de IU en la plataforma podemita.

Compartir el artículo

stats