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Paco G. Redondo

Zancadillas

¿Abolir la flexibilidad laboral para disparar el desempleo?

Ahora están obsesionados con la derogación de la reforma laboral del PP que aumentó la flexibilidad del mercado de trabajo, contra la que despotrican los sindicatos de izquierdas por considerarla abusiva. El hecho objetivo es que los del socialista Zapatero después de 7 años gobernando dejaron España en 2012 con 6 millones de parados (un 25% de desempleo). Y con los del popular Rajoy cada año España tenía medio millón de parados menos. Entonces cabe preguntarse si la necesidad de abolirla, casi total y urgentemente, con o sin consenso, es porque hay que cargarse todo lo que haya hecho el PP, o consideran que la flexibilidad laboral explota al trabajador. Si la cuestión es que el partido A tiene que deshacer todo lo del B y viceversa, llegamos al absurdo. La función de la oposición, por su parte, debe ser alternativa, no solo decir siempre no a todo.

En cuanto a la segunda perspectiva, planteemos la cuestión al revés: ¿cómo puede favorecerse la creación de empleo y la contratación? Dos sectores sociales en los que más impacta el desempleo son los jóvenes y las mujeres. Lógicamente, se creará más riqueza y trabajo en la medida que se puedan emprender negocios que tengan beneficios: ¿alguien va a iniciar una actividad económica para perder dinero? Si se flexibilizan contratos, según la situación productiva de cada empresa o comercio, aunque ello perjudique la capacidad de presión de sindicatos “de clase” (¿tiene eso sentido en 2021?), se favorece a los trabajadores. Especialmente la formación de jóvenes con poca experiencia, y la conciliación de maternidad y empleo productivo. Dentro de unas normas, la flexibilidad favorece el empleo y la prosperidad social.

Pongamos un ejemplo. Un propietario de una sidrería a quien cada empleado le cuesta –entre sueldos y Seguridad Social– 1.000 euros mensuales, si por decreto “progresista” el gobierno le aumenta el gasto a 1.500, puede que en vez de tener 6 camareros se arregle con 4; condenados a un tercio al paro, con sueldo 0. Se ciernen además nubarrones sobre la economía europea en “descarbonización” precipitada. ¿La economía de la España izquierdista es un perro flaco? Luz por las nubes e inflación creciente, Reino Unido en parte desabastecido, Austria se prepara para un gran apagón. Nueva variante Delta más contagiosa. La recuperación se desacelera. ¿Ideal para poner zancadillas con regulaciones contraproducentes, por anteponer el panfleto a la realidad?

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