Treinta y nueve permisos. 39. La verdad es que supongo que ustedes como yo se estarán preguntando quiénes otorgan esos permisos, quiénes son los responsables y culpables (digo yo) de la muerte de ese niño. Y es que no es solamente aquel que la ha llevado a cabo. Detrás de él están los que siendo un depredador sexual y lo que es peor, un asesino, optan por dejarlo en la calle. Detrás de esa muerte están las leyes laxas que hacen que ni los crímenes más execrables sean castigados como se merecen. ¿Quiénes concedían esos permisos? ¿Y quiénes deciden otorgarle la libertad condicional? ¿Condicional? ¿A que “condiciones” se somete? ¿Sale de la cárcel con la condición de no matar más? ¿Es por tanto una libertad que debe ser vigilada? Muchas preguntas sin respuesta. Porque la realidad es que este asesino estaba en la calle, viviendo frente a un parque y cerca de un colegio, rodeado de niños. Todo es surrealista.
La sentencia que le condenó por el crimen a una joven vendedora de una inmobiliaria, refleja el ensañamiento y la crueldad con la que lo hizo. Pero a la fiscalía, al juez y al organismo dependiente del Ministerio del Interior no les pareció suficiente y resolvieron dejarlo en libertad. El rosario de errores, de dejadez total no acaba aquí. Hace tan solo unos días, una madre presenta una denuncia ante la Guardia Civil por el intento de secuestro de otra niña. ¿Es que la Guardia Civil no tenía siquiera el conocimiento de que un depredador sexual vivía donde esa menor a la que trata de llevar a su casa? Me parece todo absolutamente increíble. No existen responsabilidades, no hay nombres tras toda esta sinrazón que ha terminado en la muerte de un inocente. No sé qué pasaría si fuera una mujer a la que intentan violar y acaban matando. Supongo que si así fuera, la señora ministra saldría anunciando que tienen que cambiarse las leyes y que se pudra el machista para siempre en la cárcel. Pero en este caso, la víctima es un niño. Y por lo tanto no habrá voces pidiendo una total revisión de los permisos y libertades condicionales.
Seguro que esas mismas que condenan los abusos sexuales a mujeres, están también a favor de una reinserción que sabemos aquellos que nos dedicamos a lo mental, es inexistente en los depredadores sexuales. Y es que los niños no votan. No tenemos que hacer grandes campañas para defenderlos. A nosotras siguen utilizándonos con campañas para defendernos de ellos, porque así pueden captar los votos que no pueden conseguir por sus actuaciones políticas. Pero esos mismos son aquellos a los que les duelen las palabras “cadena perpetua”, palabras que a los padres de Alex y a muchos de nosotros, nos sonarían a justicia. Ni más ni menos.
