Hoy, con el permiso de los lectores de LA NUEVA ESPAÑA, he cambiado de registro respecto a mis colaboraciones deportivas en este diario. Aunque sigo encuadrado en el ámbito de la cultura, ya que el deporte forma parte de ella pues la actividad física no deja de ser parte de la educación integral de las personas. Pero mi articulo de hoy, lo enmarco dentro de otra de las partes de la mentada cultura, como es la música. Y quiero compartirlo con ustedes pero también con la consejera de Cultura del Principado de Asturias.
Dicen los entendidos y doctos en el tema que la música es el arte de combinar los sonidos, atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo, que por lo general producen un efecto estético o expresivo y resultan agradables al oído. Y añaden, dentro de otros abundamientos, que la música da alegría, cambia el estado de ánimo y mejora la vida de los oyentes. Si analizamos en profundidad todo lo que dicen los expertos que produce la música, deberíamos de valorar convenientemente a todos los profesionales que se dedican a esta noble y fantástica profesión.
Más si esos profesionales que están en el mundo musical no son las grandes estrellas que pululan en los mercados nacionales e internacionales, bajo el paraguas de grandes productores y empresas musicales, y aúnan los dineros y la fama.
No es el caso de las personas de las que yo quiero hablarle, señora consejera. Se trata de tres profesionales asturianos que llevan años pateando escenarios de toda clase e índole. No solo por Asturias, también por el resto de España, y por muchos países extranjeros. Creo que le sonaran sus nombres: Cholo Juvacho, Víctor “Cimadevilla” y Pipo Prendes. No hay espacio en este artículo, para presentarle el currículum de cada uno ellos pero le puedo asegurar que son extensísimos. Las nuevas tecnologías le pueden facilitar acceso a su historial.
Yo solo quiero dejarle un dato muy elocuente y convincente, uno de cada uno de ellos, en defensa a su reconocimiento profesional. Cholo Juvacho lleva 62 años en la música; Víctor “Cimadevilla”, 60 y Pipo Prendes, 55 años. ¿No será suficiente bagaje, estimada Berta, para que el departamento que usted dirige, tuviera a bien el reconocerles importante aportación a la cultura de este Principado de Asturias?
Señora consejera, me he decidido a dirigirle este artículo, porque entiendo que alguien debe alzar la voz, por estos tres grandes profesionales que tenemos en Asturias. Y le puedo asegurar que son miles de asturianos los que se adhieren a esta solicitud.
P.D. Trataré de hacerle llegar a su despacho, el documental que he realizado sobre estas personas, ya que no pudo acudir a mi invitación, el día del estreno.
