No hace falta ser un pitoniso demoscópico, personajes de moda en las altas esferas políticas y habitualmente perniciosos por su tendencia a fantasear, para darse cuenta de que el PSOE se juega una parte de su rédito electoral en Gijón con la ampliación del Hospital de Cabueñes, tanto por su importancia conceptual como por la cuantía de la inversión. De ahí que el patinazo de la primera licitación de la obra haya puesto en alerta a quienes saben hacer el guiso en la Casa del Pueblo, estén o no ahora entre fogones. Y de ahí que el presidente Adrián Barbón haya sacado de escena a su chamuscado consejero de Salud para asumir la operación en primera persona, con todos los riesgos que eso conlleva. Empieza con fuerza y con una petición parlamentaria de perdón que le honra, pero que solo le servirá si las máquinas arrancan pronto.
