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Editorial de Gijón

El comercio necesita apoyo para crecer

Comercios en Gijón.

Algo se mueve en el comercio gijonés y es para bien, aunque con matices. Tras año y medio de calvario por las restricciones que impuso el covid y con la última variante del virus sobrevolando, numerosos locales han resucitado debido a un importante descenso en sus precios de venta y, sobre todo, de alquiler. Y gracias a un consumo in crescendo tras el rebote económico. Pero los representantes del sector, uno de los que más se ha recuperado en la ciudad durante el último trimestre, según datos oficiales, alertan de que esta mejoría es todavía frágil y de que puede quedar fácilmente interrumpida. Además, advierten de que la hecatombe pandémica ha consolidado hábitos perniciosos para el modelo tradicional, favoreciendo las compras online, y ha creado otros, como la transformación de los bajos en trasteros, que a su juicio desincentiva las compras al generar calles “muertas”. Ante esta coyuntura, son muchas las medidas al alcance de las administraciones autonómica y municipal para favorecer este reverdecimiento. El ejemplo de los bonos al consumo, surgidos al calor de la mesa de concertación social en la ciudad, son un buen ejemplo.

Los comerciantes se encuentran a las puertas de una Navidad ilusionante, aunque en absoluto exenta de riesgos por el abrupto resurgir de la pandemia. Las fiestas, con una programación muy similar a la de antes del virus (los únicos platos fuertes que se han caído del cartel son la fiesta de Nochevieja en la plaza Mayor y la recepción de los Reyes Magos en la Casa Consistorial), se presentan como una oportunidad para retomar el pulso tras una larga travesía por el desierto, en un contexto del mercando inmobiliario favorable. El fuerte descenso de los precios de alquiler de los bajos de la ciudad, que el sector sitúa en un 30 por ciento, es una de las principales causas de este resurgir. Y tiene una explicación obvia: los propietarios han decidido rebajar sus exigencias ante las serias dificultades para dar con interesados. Un cambio de conducta que ni siquiera se produjo tras la crisis financiera de hace más de una década.

Pero al margen de situaciones extrapolables a otras localidades, el comercio gijonés también se ha visto favorecido en estos últimos meses por medidas muy concretas, como la campaña municipal de incentivos al consumo. Estos bonos son el primer éxito sin discusión del último acuerdo de concertación firmado por el gobierno local, FADE y los sindicatos UGT y CC OO. Su impacto ha sido muy significativo tanto en los comercios como en las librerías (favorecidas por un tipo de bono “cultural” diferenciado), aunque no han logrado la misma expansión entre los hosteleros, según su propia patronal porque falló la campaña de promoción. Los beneficiados pedían ayer a las claras en las páginas de este periódico que la experiencia tenga continuidad en el tiempo. E incluso hay quien ya propone convertirla en anual. Propuesta que haría bien la municipalidad en atender cuanto antes, como revulsivo social y económico de primer orden.

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