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Javier Morán

El cormorán

Javier Morán

Felonía e intelectualidad

Sobre la Alcaldesa y los toros en El Bibio

El PSOE municipal ha emprendido el nada noble camino de la perfidia, es decir esa dulce canallada, esa suave ruindad consistente en que un empresario taurino solicite la plaza de toros para espectáculos propios de una plaza de toros y le respondan que a tomar vientos porque hay programado un concierto de vihuelas, y otro de trombones, y otro de timbales, más un circo de pulgas, justo en los días de la Semana Grande en los que, insistimos, la plaza de toros, desde hace 133 años, es usada como tal.

Si no fuera tan ridícula la situación que se creará, hablaríamos de alegre felonía perpetrada por divertidas felonas o felones.

Este tipo de estridencias parecen ser muy apetecidas por el gobierno municipal, circunstancia tal vez debida a que la alcaldesa, Ana González, parece una vigorosa y profunda intelectual. Y, claro, propio es del intelectual profundo evacuar en muchas ocasiones un pensamiento divergente y unas acciones discordantes.

Una mente divergente cavila cosas como estas: vamos a tener fondos europeos para reformar la plaza y ponerle cubierta. Pero una mente común piensa que ni los fondos continentales, ni la reforma, ni la cubrición harán olvidar por ahora que se trata de una plaza de toros.

En cuanto a las acciones discordantes, sucede que incluso pueden alarmar a la mayoría indiferente, entendida según la ideas de Ignacio de Loyola de que la indiferencia es una virtud a la que le da lo mismo, por decir algo, la regidora x que la alcaldesa z.

Por ejemplo, si mediante una explosión cuántica procedente de la nada, en lugar de Ana González apareciera en el sillón consistorial Carmen Moriyón, los indiferentes no se perturbarían (hemos citado este último nombre porque, ahora mismo, es la única opción de la derecha si quiere gobernar en Gijón, una vez que los partidos se tragasen sus orgullos).

Ya que abrimos este melón hemos de reconocer que nos preocupa el hecho de que González, si bien no quemada, ya nos ha dado tantas tardes de gloria que tiene algo chamuscadas las cejas, observación que en palabras de este escribidor indiferente aporta muy poca cosa, pero que en boca de militantes y simpatizantes del PSOE local ya opera como niebla persistente en los días de calma chicha.

En cuanto a los indiferentes, en el caso específico de ciudades, villas y pueblos, se dice que son ese ramaje flexible que a veces cubre unas siglas y otras las contrincantes, ya que se ve más inclinado o repelido según candidatos con rostro y menos por los partidos.

Finalmente, de todo lo expuesto vamos a quedarnos con la idea principal de que, a mayor gloria del PSOE, una intelectual se sienta en la poltrona municipal, lo cual nos llevará en otro momento a analizar la historia intelectual de los alcaldes y alcaldesas Palacio, Areces, Felgueroso y Moriyón.

Esa condición de su mente atrae hacia ella numerosas iras (que afortunadamente todavía no han llegado al “odium plebis”), y cuando se le achaca, por ejemplo, que no es gijonesa se olvida que los intelectuales son universales, ingrávidos con respecto al lugar, y también más finos que un belga, como afirmaba Quevedo; y que en el caso de los toros se omite cómo ella dice obedecer las directrices del cónclave regional de un idiotizado PSOE. Y decimos que idiotizado en cuanto que decidió lo antitaurino aislado o activamente ignorante de una ley estatal que manda proteger y fomentar la lidia nacional.

Por todo ello, nos cuesta mucho trabajo hablar de una amenísima alcaldesa felona al tratarse lo suyo de pura y vigorosa intelectualidad profunda.

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