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Javier Gómez Cuesta

Palabras con silencios

Javier Gómez Cuesta

¿Abiertos al cambio?

Entre las novedades con las que LA NUEVA ESPAÑA abrió el año 2022, publicaba una clarificadora entrevista con el vicario episcopal de esta zona Norte y párroco de San Miguel de Pumarín, en la que anunciaba las nuevas unidades pastorales de la ciudad de Gijón que, además de agrupaciones territoriales, pretenden cambios en las formas y modos pastorales. Según ese anuncio la parroquia de San Pedro, con título de “Mayor” por ser la madre que dio a luz con fórceps el 31 de octubre de 1893 a las de San José y San Lorenzo, abre la puerta a una de sus hijas, San José, y lo más logrado es que, por fin, recupera su “gibraltar” de la “iglesiona”, hoy Basílica, erigida a espaldas y con nocturnidad del párroco de San Pedro, siendo parte integrante de su menguado territorio. La reivindicación viene desde su gestación. Ha sido reivindicada por todos mis antecesores. Don Ramón Piquero llegó a plantar pleito en la jurisdicción eclesiástica a los jesuitas, del que habla en su libro: “La Residencia de Gijón, la Iglesia y sus pleitos”, el Padre Nemesio González. Don Boni, siendo yo vicario general, cuando los jesuitas entregaron el templo a la diócesis en 1997, mostró su enfado por no contar con su criterio y ¡derecho!, me dijo, de anexionarla a la parroquia. Cuando me nombraron párroco, me dijo: “Ahora paga tú la penitencia”.

Pero, ni lo más importante, ni difícil es lo territorial, sino el cómo se va a evangelizar, cómo se va proponer el anuncio del Evangelio a una sociedad muy secularizada, con una Iglesia muy avejentada, (“autorreferciada y clericalizada”, la define el mismo papa Francisco), cuando las nuevas generaciones viven sumidas en la indiferencia religiosa. ¿Conoce y habla el lenguaje de la nueva sociedad? Este papa, que ha sido elegido para afrontar estas situaciones, propone disponerse para una “Iglesia en salida” y convoca el sínodo de la sinodalidad para caminar juntos y escucharnos, que los seglares han estado muy callados. Estas son las campanas que suenan. Han comenzado a organizarse las procesiones en Alemania, Austria... con propuestas e iniciativas que a la curia romana le resultan heterodoxas o al menos perturbadoras. Como dice el refrán: “El miedo no cuida la viña”.

El próximo domingo finaliza el tiempo litúrgico de Navidad con la fiesta del Bautismo de Jesús. En el bautismo recibimos el Espíritu. Ahora sopla fuerte, amenaza vendaval. ¿Lo dejaremos actuar?

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