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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Consenso urgente

La imprescindible voluntad común de los ediles para sacar adelante las estaciones

No tenemos tren de alta velocidad, pero tenemos revuelto el tren que no existe. Andamos dándole vueltas hasta dónde llegará la vía de ancho estándar. Va el ministerio competente y dice que, de momento, hasta Pola de Lena y se monta la intemerata, como si no fuera algo que se lleva anunciando hace unos años, pero algunos, con sospechoso aspecto de opositores ponen cara de mucho susto y lanzan sus llantos al aire. En realidad, entre Pola de Lena y la capital del Principado el tren que circule lo tendría que hacer, fuera el que fuera el ancho de vía, a la misma velocidad que los futuros trenes que crucen los túneles de la variante para parar en Oviedo y no pasar de largo. Quizá por ello, los técnicos del Adif no le dan tanta importancia, aunque, claro, ellos no toman en consideración el aprovechamiento político de la cuestión. Un tren lanzado a trescientos por hora tiene que reducir su velocidad bastantes kilómetros antes de llegar a su destino, como cualquier ciudadano que haya realizado un trayecto en cualquiera de estos convoyes se ha podido percatar; y en nuestro país son miles las personas que lo han hecho desde hace décadas. Así que menos hacerse los agraviados que no cuela.

Despejado el asunto Pola de Lena, colocando a esa altura del recorrido un adaptador de ancho de los ejes, asunto solucionado y a otra cosa. El asunto estriba en la estación intermodal de Gijón y en convertir el actual túnel de la risa en el túnel del metrotrén: ahí sí que hay para despejar unas cuantas incógnitas.

La animosa y gentil dama de Carbayonia ya proclama, por boca de su equipo de gobierno, que lo importante, despejado el asunto de la ubicación, es la manteca y que el camarote de los Marx Brothers que tenemos de corporación municipal halle los imprescindibles puntos de encuentro para conseguir un consenso que permita que las otras dos administraciones, la regional y la general, asistan a la jugada con la tranquilidad de que hay toda una ciudad tras el proyecto y no encuentren disculpas para retirarse de la partida. Y esto es peliagudo porque es una tentación muy grande para muchas formaciones políticas, que andan con el agua al cuello, no aprovechar la cuestión para utilizar el asunto como ariete electoral y ya sabemos lo cerca que están las elecciones y cuánto irresponsable hay suelto por los diferentes grupos municipales y en el seno de sus bases de afiliados. La verdad que, visto el panorama, es para no estar demasiado tranquilos, máxime cuando a estas alturas ya se debería estar trabajando en esta tarea de aunar voluntades para conseguir ese consenso.

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