La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jaime Torner

Putin quiere el poderío de la URSS (y II)

Resultando obvia la patológica obsesión del “premier” Putin para recuperar el poderío y área de influencia de la antigua Unión Soviética, procedería analizar varios factores implícitos en la actual invasión de Ucrania. Me explico:

En primer lugar, el momento era propicio para Putin porque la pandemia del covid19 ocupaba la atención de la Unión Europea (UE) y porque Rusia negaba sus intenciones belicistas mientras preparaba su ejército invasor con importantes maniobras militares. En segundo lugar, el potencial militar de Rusia es muy superior al de Ucrania, tanto en fuerzas terrestres, navales o aéreas; con un temible arsenal nuclear y bombas “de vacío” (termobáricas), ya usadas en las guerras de Afganistán y de Chechenia (1999-2004). De hecho, la embajadora de Ucrania en EEUU ha declarado que la bomba termobárica se está lanzando contra su país con efectos devastadores (explosión con amplia onda expansiva y elevada temperatura –por combustión– que origina un vacío con ausencia de oxígeno), causando la muerte por asfixia e incineración.

En tercer lugar, Putin tiene el incondicional apoyo de Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán por ser países miembros de la “Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), cuyo compromiso de defensa mutua es similar al de la OTAN pero su potencial militar es inferior al del antiguo Pacto de Varsovia comunista. Simultáneamente, Putin cuenta con el firme apoyo de Cuba, Venezuela (donde, según parece, Rusia tiene dos bases militares) y Corea del Norte (país dotado de armamento nuclear por el apoyo ruso); mientras que su alianza con China e Irán parece más lábil. Dicho lo cual, Putin también ha cometido importantes errores de cálculo que podrían condicionarle el desenlace de esta invasión: a) Gran resistencia del pueblo ucraniano, cuyo sentido patriótico le dificultará su propósito de derrocar al Presidente Zelenski y nombrar un gobierno títere de Moscú; b) Respuesta contundente de la UE, unida a EEUU en defensa de Ucrania (facilitándole incluso armas) y contra Rusia (mediante graves sanciones económicas que la dejan totalmente aislada), condenando al pueblo ruso a mayor sufrimiento; c) Putin perdería el respaldo de los once magnates de su élite empresarial, si EE UU inmoviliza sus activos fuera de Rusia.

En definitiva, Rusia atraviesa un trágico tsunami de “putinismo” protagonizado por un megalómano y descerebrado “premier”, protegido por un férreo estado policial y respaldado por una élite de empresarios multimillonarios o de oligarcas oportunistas. Naturalmente, cualquier parecido con el comunismo de antaño es pura coincidencia, pero muestra idéntico afán de poder, de mutilar la libertad de expresión ciudadana y encarcelar al súbdito disidente para lograr perpetuarse en el Kremlin.

Compartir el artículo

stats