La elaboración por parte del Ayuntamiento de un plan antifraude para los fondos europeos, obligado por Bruselas para que no se repitan obscenos despilfarros al estilo de los mineros y que bien podría ir acompañado de medidas complementarias como la publicación de cada detalle en el portal municipal de transparencia, abre el grifo del dinero anunciado hace año y medio. En un primer análisis, hay motivos para sonreír porque Gijón ha conseguido ya 19 millones de euros, por sí solo o de la mano de otras administraciones, porcentaje más que aceptable a estas alturas respecto a las aspiraciones totales, al margen de que algunos proyectos generen dudas en la calle. Eso quiere decir que las ideas presentadas se ajustaron a las exigencias. Ahora, llega lo más difícil: hacerlas realidad, de acuerdo a lo prometido.