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Armando Nosti

Los señoritos usan, no apoyan

Sobre las protestas del campo

Agricultores y ganaderos componen dos de los sectores más marginados de nuestra sociedad. Por su aislamiento, por su forma de vida tradicional, por la emigración a la gran ciudad donde con el mismo esfuerzo la rentabilidad es mayor, el mundo rural ha ido decayendo hasta lo que es poco más que supervivencia. Hacen bien en protestar y en reivindicar un puesto en nuestra sociedad, en la que juegan un papel mucho más importante del que se les reconoce. Asturias, agrícola y ganadera, es lo que es, un paraíso natural, fundamentalmente gracias a estos sectores que la han ido conformando y manteniendo desde tiempos inmemoriales.

Hay pocas ayudas para el campo y las que hay se van en su mayor parte a los grandes terratenientes que no aparecen por él sino es para pasar unos días de asueto en sus fincas o cobrar alguna renta a sus colonos. Por eso, es bueno que agricultores y ganaderos, los de verdad, gente del campo en general, se unan y manifiesten, pero deben tener cuidado con quiénes lo hacen. Señoritos a caballo o señoras con halcones disfrazadas de cetreras no son buenos compañeros para esta lucha. No se manifiestan para apoyar, lo hacen para desgastar al Gobierno. También para parecer condescendientes, para que la gente del campo siga sirviendo a sus intereses.

Enemigo del campo no es el que va en contra de las macrogranjas, las macrogranjas son el enemigo, como lo es quien paga unos céntimos que apenas cubren el coste de producción por un artículo que llega a manos del consumidor por varios euros, ese y toda la cadena intermedia entre agricultor o ganadero y consumidor, son el enemigo. Reivindicaciones como el control de precios de compra y de venta que impida la venta a pérdidas, terminar con los recortes en las ayudas, control de la fauna salvaje, eliminar trabas comerciales, que agricultura y ganadería se promuevan para terminar con el despoblamiento de grandes zonas, reglamentación de ciclos cortos de producción, empoderamiento de agricultores y ganaderos claves para el futuro de la sociedad y sin embargo marginados, son reivindicaciones justas y defendibles, pero no nos engañemos, no son las reivindicaciones de quienes “apoyan al campo” a caballo y con banderitas, a esos, la vida de la gente del campo les importa un pito, les interesa solo como mano de obra barata y parapeto para su objetivo, para seguir viviendo de subvenciones y mantener su estatus feudal. Yo reivindicaría además una red comercial autonómica, una sociedad pública que garantice la comercialización rentable de la producción.

Agricultores y ganaderos, los de siempre, merecen nuestro apoyo, pero cuidado con “compañeros de lucha” que van a caballo y envueltos en banderas. Sus intereses no son los de la gente de nuestros pueblos. Nunca lo han sido.

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