Tres razones hay para felicitarse por el plan del Principado para el solar de Peritos, siempre y cuando no sea otra ocurrencia alumbrada al calor de los fondos europeos sin recorrido técnico. La primera es la propia existencia de un proyecto que dé sentido a unos terrenos ubicados a dos pasos del centro pendientes de destino definitivo desde hace catorce años. La segunda, que haya quedado descartada la construcción de un enorme edificio administrativo, de dudosa utilidad en estos tiempos de gestiones telemáticas y alejado de los actuales criterios arquitectónicos. Y la tercera, que se mantengan los aparcamientos y, además de viviendas, se vayan a habilitar equipamientos públicos (aunque falta por saber si serán suficientes para la única zona de Gijón sin un gran espacio ciudadano digno de ese nombre).
