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Sariego

Nuevas epístolas a “Bilbo”

José Manuel Sariego

El móvil nos esclaviza

Un artículo de culto

“Hay historias de odontólogos que cuentan que sus pacientes se aferran a su teléfono cuando el tratamiento es doloroso. ¿Por qué lo hacen? Gracias al móvil soy consciente de mí mismo. El móvil me ayuda a tener la certeza de que vivo, de que existo. De esa forma nos aferramos al móvil en situaciones críticas, como el tratamiento dental. Yo recuerdo que cuando era niño me aferraba a la mano de mi madre en el dentista. Hoy la madre no le dará la mano al niño, sino que le dará el móvil para que se agarre a él. El sostén no viene de los otros, sino de uno mismo. Eso nos enferma. Tenemos que recuperar al otro”.

La observación pertenece al filósofo Byung-Chul Han. El tal Han reivindica la recuperación del contacto íntimo con la cotidianidad y se rebela contra la desaparición de los rituales. Lo que provoca, según considera, la eliminación de la comunidad y nuestra conversión en individuos perdidos en sociedades enfermas y crueles. Alerta de que al mundo material que tocamos y olemos lo arrincona el mundo de la información. Mejor te leo cuatro párrafos demoledores.

“Necesitamos que se acalle la información. Si no, nos explotará el cerebro. Hoy percibimos el mundo a través de las informaciones. Así se pierde la vivencia presencial. Nos desconectamos del mundo de forma creciente. Vamos perdiendo el mundo. El mundo es algo más que información. La pantalla es una pobre representación del mundo. Giramos en círculo alrededor de nosotros mismos. El “smartphone” contribuye decisivamente a esta pobre percepción del mundo. Un síntoma fundamental de la depresión es la ausencia de mundo.

[...] Todo dispositivo, toda técnica de dominación genera artículos de culto que son empleados para la subyugación. Así se afianza la dominación. El “smartphone” es el artículo de culto de la dominación digital. Como aparato de subyugación actúa como un rosario y sus cuentas, así es como mantenemos el móvil constantemente en la mano. El “me gusta” es el amén digital. Seguimos confesándonos, nos desnudamos por decisión propia. Pero no pedimos perdón, sino que se nos preste atención.

[...] En realidad, el capitalismo digital explota despiadadamente la pulsión humana por el juego. Piense en las redes sociales, que incorporan elementos lúdicos para provocar la adicción en los usuarios.

[...] Solo un régimen represivo provoca la resistencia. Por el contrario, el régimen neoliberal, que no prima la libertad, sino que la explota, no se enfrenta a ninguna resistencia. No es represor sino seductor. La dominación se hace completa en el momento en que se presenta como la libertad”.

Me aferraré a ti cuanto pueda, “Bilbo”, antes que al móvil. Ese será mi propósito.

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