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Manipular para ocultar la verdad

La polémica en torno a unas declaraciones de Ana González

Por desgracia, no es la primera vez ni será la última que una mujer feminista es atacada por lo que dice o por lo que hace. Tergiversando, ridiculizando, banalizando, insultando... El trasfondo está claro: el machismo más rancio y casposo todavía muy presente en nuestra sociedad, todavía muy presente en la política.

Esto es lo que ha sucedido recientemente. Se han tergiversado las palabras de la alcaldesa de Gijón, Ana González Rodríguez, en un acto en el que se hablaba del papel de los hombres en la abolición de la prostitución, para atacarla. Pero señores, no todo vale para obtener rédito político. Lo que estamos viendo estos días no es hacer oposición.

¿Qué es lo que sí se ha conseguido con todo esto? Que una vez más se hayan vuelto a llenar las redes de mensajes de machistas ofendidos. Pero lo peor, lo más doloroso, es que se está banalizando y ocultando lo que realmente está pasando: la explotación que sufren millones de mujeres y niñas en el mundo. Una explotación que se da diariamente en nuestro país y ante la que las y los socialistas lucharemos sin descanso. No podemos cerrar los ojos ante esta realidad.

Una vez más se ha tergiversado el mensaje de forma totalmente interesada y se ha puesto el foco en otro lugar y no donde verdaderamente debe estar. La realidad, nos guste o no, es que no habría mujeres prostituidas si los hombres no pagasen por ello.

Y no, nadie lo ha puesto en duda, los hombres son seres racionales que pueden pensar y decidir. De lo que se hablaba en ese ágora era de que las decisiones y los actos de los hombres tienen consecuencias en la vida de las mujeres. Y por eso, porque pueden decidir sobre sus actos, deciden si son puteros o no, si agreden o no, si atentan contra los derechos humanos o no. Porque no podemos olvidar que hablar de prostitución es hablar de eso, de vulneración de derechos humanos.

Ese es el verdadero mensaje: que el papel que juegan los hombres es fundamental para acabar con la prostitución. No nos pongamos vendas, ni cerremos los ojos. Alcemos la voz para denunciar esta situación y acabar con ella.

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