Las ciudades son construcciones históricas que palpitan al ritmo de la sociedad que las crea y desarrolla. Desde Grecia y Roma, consideradas grandes civilizaciones urbanas, hasta la revolución industrial, verdadero punto de partida del proceso de desarrollo de las ciudades a nivel global, podemos explicar las distintas sociedades describiendo cómo son sus ciudades.
Aún teniendo en cuenta su modesto tamaño es imposible no ver en Gijón las huellas del siglo XX: en su industria, en sus desarrollos urbanos, en su composición social. Y lo mismo ocurrirá en el siglo XXI: la huella de la revolución tecnológica, de los cambios culturales, transmitidos aceleradamente a través de las redes sociales, y de las transformaciones económicas y políticas, quedará en nuestra ciudad.
Valga este preámbulo para expresar una idea simple: la ciudad es un microcosmos que refleja las grandes corrientes que mueven la sociedad.
Desde el punto de vista político un elemento muy característico de nuestro tiempo y nuestro país es la polarización del debate público. En los medios, en las instituciones y en las redes, cada vez más los debates se plantean como contraposición de modelos. Hemos renunciado al pragmatismo. En ese infructuoso contraste de identidades lo único que hemos obtenido es el de desprestigio de la política y un preocupante crecimiento de las fuerzas ultraderechistas, que se apoyan en el malestar social y en la divulgación de información sesgada o directamente falsa dirigida a desprestigiar a las instituciones y sus representantes.
Hemos llegado a este punto tras 15 años en los que se han sucedido, a escala global, una tremenda crisis económica, una crisis sanitaria, que aún padecemos y una crisis de la paz y la seguridad en Europa que ha generado una nueva crisis económica. El único paliativo ante estas circunstancias han sido las instituciones públicas y, sin embargo, son con frecuencia las que más ataques sufren. La cultura antisistema se extiende por sectores sociales cada vez más amplios.
Es posible que veamos reflejadas, cada vez más, en nuestra ciudad, estas tendencias de las que poco positivo puede surgir. Por ello es necesario poner en el centro de la acción política y ciudadana la defensa de la cultura del consenso y el diálogo que conocemos bien y que nos ha servido para superar graves situaciones económicas y políticas. Esa cultura es un activo que ha tenido en Gijón grandes protagonistas: en las distintas fuerzas políticas, en los sindicatos y en las organizaciones sociales. Es esa cultura la que contribuyó a hacer de Gijón una ciudad con perfil propio: incluyente, abierta, con servicios y dotaciones públicas que potenciaron las libertades y los derechos recuperados tras la dictadura.
Pensando en estas cuestiones, tratando de analizar la realidad, un conjunto de mujeres y hombres socialistas presentamos una candidatura, encabezada por Monchu García, para formar la dirección del PSOE en Gijón, que obtuvo el respaldo de la mayoría de la agrupación el pasado día 2 de abril. Desde esta responsabilidad, queremos situar la defensa de las instituciones y de la política como instrumento para resolver los problemas, en el centro de nuestro trabajo. Y contribuir a construir un sólido proyecto de ciudad en el que una amplia mayoría encuentre respuestas a sus necesidades porque lo construiremos junt@s. Y porque será producto de un proceso democrático en el que contaremos con todo el socialismo gijonés, con el resto de las organizaciones políticas y sociales y con los ciudadanos que quieran sumarse a este esfuerzo.
