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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Bichos que pican

Infestación en nuestra política provincial

Mucho cuidado con Delia Losa, la delegada del Gobierno aquí, que acaba de ser elegida primera secretaria de la AMSO, la agrupación de los socialistas ovetenses. En su proclamación estaba la flor y nata del sanchismo asturiano, antes conocido como “los del SOMA”, con María Luisina Carcedo o Adriana Lastra o el apoyo explícito del hombrín de Laviana que desde Suárez de la Riva intenta llevar los asuntos de la provincia, un territorio pequeño al que no alcanza a cogerle el pulso, por lo que se dedica a deambular y decir cosas estrafalarias o verse impropiamente con gente rara como el ordinario de la diócesis, fray Jesús Montes.

Dice uno que ha de tenerse especial cuidado con Losa porque a Gijón le cae como una ídem. Ha ocupado el primer puesto político local ovetense y sin ser especialmente conspicuos se barrunta que pretenderá obtener la cabecera de lista socialista capitalina en las elecciones locales del año venidero. Desde que esta persona humana es delegada del Gobierno en Asturias, nuestra villa marinera ha perdido una importante interlocución con el ejecutivo que comanda Pedro Sánchez. Ella, como corresponde a una buena socialminera, tira para las cuencas irredentas y un poco para la capital para que no se diga. Hay personas metidas en política que permanecen en estado larvario durante años, pero que cuando se muestran en su plenitud se convierten en especímenes peligrosos por sus emponzoñados picotazos. Nada bueno podemos esperar desde este balcón colgado al Cantábrico de los que, de una forma u otra, mandan en Asturias. Su mayor atrevimiento consistió en colocarnos como alcaldesa a una gentil dama de Carbayonia, la cual seguimos padeciendo y que ha logrado desactivar a la ciudad y frenar su velocidad de crucero, más allá de lo que pandemias y guerras cercanas frenan el crecimiento de todos los territorios europeos o mundiales.

El SOMA, disfrazado de sanchismo, separado de cualquier predicamento socialdemócrata, tiende al acaparamiento total de las instituciones de la provincia al completo. Por ello la mayoría de la gente debemos cortarles el paso, con mucho cuidado, eso sí, no vayan a ocupar su hueco indeseadas y aún más peligrosas entidades políticas.

Visto lo habido este reciente fin de semana en la Francia, el panorama que se presenta es el de optar por lo menos malo. Los juegos de poder locales y provinciales se plantean muy soterradamente, con sutilezas imposibles como por ejemplo el advenimiento de Juan Cofiño, el vicepresidente, como mandamás en lo político del municipio sierense. Se diría que todo es susceptible de empeorar. Desde este punto de vista, la elección de Monchu García como responsable de la Agrupación Socialista de Gijón viene a ser una interesante y esperanzadora excepción.

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