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Jesús del Campo

Definiciones

La victoria de Macron, la guerra de Putin y el Mundial de invierno

Ganó Macron en Francia y no fue tanta sorpresa. Las conexiones con Putin hicieron daño a Le Pen, como es lógico. Lo de Putin es curioso en España, país tan aficionado a los galgos y a los podencos que a Putin le llaman derechista. Una cosa es que todo lo de derechas sea malo- algo bien defendible- y otra distinta que todo lo malo tenga que ser de derechas por necesidad del guión: una excentricidad que parece obedecer a la escasa inteligencia política de una parte del gobierno. Siguiendo esa línea de lo que por caridad llamaremos pensamiento, el Pacto de Varsovia habría sido una organización de derechas, y meter tanques en la vecindad para salvar a la patria sería derechista siempre. En tan gran confusión hace falta volver a los clásicos. Sánchez, buen conocedor de San Juan de la Cruz, quizá deba volverlo a citar. Por cierto, mentir respecto a los pactos que uno va a hacer y colocar a los amigos en puestos de mucho privilegio ¿será de derechas? Imponer austeridad a la peña desde un gobierno que no predica con el ejemplo ni por despiste ¿será de derechas? Se preguntaba un personaje de Berlanga si sería sacrilegio cocinar una paella en la torre de una iglesia; en el gobierno le habrían quitado escrúpulos: si la hacemos nosotros, no.

La popularidad de Putin en su país parece tener que ver con el gusto que algunos rusos –no sabemos cuántos– le tienen a la idea de dar miedo. Si Rusia da miedo es que vuelve a ser grande. Recuerda esto un poco a la necesidad de ganar muchas medallas olímpicas, tan frecuente en la historia, aunque tengas el país hecho una jaula. Suele ser mejor generar admiración que dar miedo, pero el Kremlin actual tiene sus prioridades. Lo menos malo que podría pasar es que Putin dijera bueno, me doy por satisfecho; ya hemos demostrado lo temibles que somos y me voy de donde entré. A ver qué pasa. Algo de paz necesitaremos a fin de año para ver a gusto nuestro primer Mundial de fútbol invernal, que se celebrará en un país con un concepto muy peculiar de los derechos humanos. Hacer la vista gorda cuando la pasta es la pasta ¿será de derechas? De momento, ha quedado en evidencia lo mal que se expresan algunos VIPS de nuestro balompié, y qué lejos están de los sufridos currantes que sólo pagan impuestos en España. Somo poco exigentes con el opio del pueblo. Pegarle un buen repaso a la lista de los privilegiados de un país y ver cuánto ganan y a cambio de qué servicios a la comunidad es, eso sí, de izquierdas con toda seguridad. Sánchez huiría de esa tarea como de la peste si alguien le sugiriera emprenderla. En fin, decíamos ayer, que dijo ya no sabe uno quién. Qué gente tan lista, qué suerte tenemos.

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