El protocolo para la estación intermodal que ha irrumpido casi de la noche a la mañana como herramienta para desbloquear la operación no pasa de ser una declaración de intenciones, por más que la ministra de Transportes venga a estampar su firma a Gijón. De los siete puntos que componen el documento, lo más relevante, por novedoso, es que las tres administraciones implicadas se animan entre ellas a redefinir los costes de las obras. Pero nada se propone ni de plazos ni, sobre todo, de modos de financiación, que al final es la esencia de todo; además de que este inesperado paso supone de facto retrasar el nuevo convenio, piedra angular del plan de vías. Como menos da una piedra, habrá que hacer otro ejercicio de fe para creer que cada implicado va a cumplir su parte. Y que, llegado el caso, también lo harán sus sucesores.
