Las reuniones sobre el Muro del concejal de Obras Públicas con colectivos sociales y profesionales de la ciudad están siendo de momento un paseo militar, sin la menor oposición a la reforma del eje, más allá de pequeñas pegas. Es probable que semejante unanimidad responda a que Olmo Ron ha empezado su ronda por los grupos más proclives a la semipeatonalización, dejando para el final a los partidarios del doble sentido. Pero esta rotunda respuesta afirmativa también se debe a que el gobierno local al fin está sentado a la mesa con un proyecto en la mano (en el que se puede creer o no), después de pasarse dos años largos tomando decisiones sin previo aviso. Fruto de aquella improvisación es el “cascayu”, que, además de tener una cuestionable estética, se ha convertido en una enorme china en el zapato municipal por vía judicial. Consecuencias de empezar la casa por el tejado.
