La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Isabel Menéndez Benavente

Tormenta de ideas

Isabel Menéndez Benavente

Una isla entre pantallas

El uso de la tablet en vacaciones

Empezaron los guiris, no hace mucho. En los hoteles de vacaciones veía unos armatostes de colores que no identificaba en un principio hace unos cuantos años. Mi sorpresa fue cuando veo que, dentro de esos marcos de colores, de estridentes colores, se atisbaba una tablet. En esos primeros años yo pensaba que era cosa de eso, de los guiris, que se traían la tablet para entretener a los niños cuando no pudieran más. Pero hete aquí que no. No era para ese inocente entretenimiento que hasta comprendo y justifico cuando uno tiene varios nenes, estás de vacaciones y ya no puedes con el alma, pues dejarles un poco entretenidos es más o menos lo que de vez en cuando hicimos todos los padres del mundo con la televisión para salvar una crisis familiar. Pero es que ahora hay hoteles con club de niños. Que sí, que viene bien. Los niños juegan, hacen manualidades, búsquedas de tesoro, y hasta cocinan. Pero para mí, eso vale para un ratín. Se supone que, si vas de vacaciones, después de una temporada de trabajo, de no poder estar con tus hijos el tiempo suficiente, de no poder jugar nunca con ellos, me parece como poco muy extraño que los coloquen todo el día en el club para poder estar tomando el sol tranquilamente. Y no, no queda ahí la cosa. Pero esto que he visto ahora, les juro que me tiene absolutamente conmocionada. Porque cuando toca ir al comedor, empieza la juerga. Y es que esto justifica de alguna manera lo que vemos constantemente en la clínica. Niños que no saben jugar, que no hablan, que carecen de habilidades sociales, que viven en el mundo virtual de los juegos o los dibujos animados, que apenas hablan en su casa, y que cuando llegan a adolescentes, ya los tratamos de la adicción a las pantallas. No me sorprende y a punto estuve de hacer una foto para que ustedes lo vieran. Antes eran pocos, eso, los de algún guiri adelantado. Ahora, rodeando a nuestra mesa, en la que estábamos con ella, se encontraban montones de fundas infantiles con la tablet que los niños, les juro que hasta bebés, tenían sobre la mesa (es que tienen de todo, soporte para mesa, asa para llevarla, etc.) mientras sus papis desayunaban, comían o cenaban.

Nuestra mesa era una isla en un mar de pantallas. Lo mismito en las piscinas, y hasta en la silla del bebé con la tablet bien cerquita de su cara. Así que no me extraña nada nada lo que estamos viviendo y de verdad que creo que a veces hay padres que no deberían serlo. Se están perdiendo lo mejor de la vida, se están perdiendo la vida de sus hijos. Se están perdiendo el jugar con ellos, el incrementar el vocabulario y, sobre todo, el transmitir a esos niños todo el amor que quieres darles y que tiene que ver con estar ahí. Estés o no cansada, hacer de tripas corazón y verles tirarse al agua cientos de veces mientras te gritan “mira, mira”… Se están perdiendo abrazos, risas y besos, mientras están, eso sí, tranquilos tomándose la copa después de cenar, mientras sus hijos van camino de la adicción. De verdad que es algo muy muy serio. Y deberían tomarse medidas.

Compartir el artículo

stats