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Armando Nosti

Un reglamento para cada equipo

Cada día nuevos audios implican a dirigentes del Partido Popular y al propio partido. Los audios demuestran, además de la corrupción, que el Partido Popular utilizaba las Fuerzas de Seguridad del Estado como si fueran suyas, para atacar a sus rivales creando pruebas falsas que difundían con grandes titulares sus medios amigos. También dejan claro que hay jueces siempre dispuestos a echar una mano, levantándola aquí o haciéndola caer con todo su peso según convenga al partido. Cada día, una lideresa que no sabe que sus hilos los manejan siniestros personajes al servicio de los señores feudales de hoy en día, va soltando improperios, falsedades y acusaciones sin sentido en cuanto tiene un micrófono delante, incluso en respuesta a las cuestiones que le plantean en la Cámara, evitando unas explicaciones, a las que está obligada, y que no puede dar porque no tiene argumentos y porque sustituir razonamiento por insultos es más fácil y, bien publicitado, da mejores resultados.

Van cayendo, aunque sea tarde mal y nunca, sentencias en contra que siempre son responsabilidad de los que ya no están, aunque quienes si están, también estuvieran, y no es un juego de palabras. Van cayendo fallos judiciales que archivan recursos que el Partido Popular presentó contra otras fuerzas, siempre las mismas, sin que esos fallos merezcan la décima parte de los ecos que los medios afines dieron a la presentación de la querella.

Partido Popular y Vox han votado juntos en contra de todas las medidas de protección a empresas y trabajadores que ha implementado el gobierno de coalición, ingreso mínimo vital, salario mínimo, dependencia, prohibición de desahucios, control de alquileres, defensa de la infancia, ERTE, derogación de despidos por causa médica, regulación de publicidad de casas de apuestas, ley de solo si es si, reducción de tasas universitarias, aumento de becas en número e importe, ayudas a autónomos y un largo etcétera, pero se presentan a si mismos como defensores de la clase obrera, campesinos, autónomos y pueblo en general.

Olona se empadrona en el domicilio de un dirigente del partido en “Graná” para presentarse a las elecciones, lo hace porque el dirigente en cuestión no puede presentarse por “problemillas” judiciales. Incumple la ley flagrantemente, al menos en su espíritu, pero no pasa nada.

Mientras, un diputado de Podemos perdió su escaño por una denuncia de un policía sin pruebas, son incontables las querellas archivadas, sin publicidad, contra Podemos o sus dirigentes o allegados. Sigue un juez dando vueltas a una mujer que cogió en brazos a un hijo de Montero. Sabemos todo del chalet de Iglesias y Montero, nada de los de Abascal, Casado, Rivera o los apartamentos de Ayuso.

La política actual es una competición que se juega con dos reglamentos, uno que lo prohíbe todo, para un partido que hace cosas, otro que lo permite todo, para otros partidos que hacen sus cosas.

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