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Isabel Menéndez Benavente

Tormenta de ideas

Isabel Menéndez Benavente

¿Qué hay detrás de matanzas y suicidios?

Está claro que algo hay que hacer. Que la tragedia de esta semana con esos niños muertos no se puede volver a repetir. Que he llorado, y mucho, viendo las caras sonrientes de muchos de ellos, el mismo día que sería el último de su vida. Que esta maldita empatía que tengo me ha hecho pensar en ellas, en mis niñas. Que no me puedo ni imaginar la angustia de esos padres que esperaban fuera de la escuela, sin saber quiénes eran las víctimas. No puedo entender cómo una nación como EE UU, poderosa, líder del mundo occidental, pueda tener leyes tan arcaicas, tan propias del lejano oeste, por qué no son capaces de parar esta barbaridad. Son demasiados muertos en manos de casi niños, que, por su cumpleaños, en la mayoría de edad, piden un arma para perpetrar su venganza.

No sé si serán capaces de cambiar las leyes allí, pero quizás sí pueden ir a la causa de muchos de estos asesinatos.

El acoso escolar está detrás de muchas de las secuelas espantosas que dejan en la personalidad de un niño, el constante terror, día tras día, de tantos y tantos escolares que lo sufren y que pueden derivar en trastornos importantes en la adolescencia. Quizás no sean conscientes de todo lo que se sufre cuando eres la víctima de ese acoso, yo por desgracia llevo muchos años luchando a mi manera contra él. Dando charlas, colaborando en un libro, escribiendo, tratando a víctimas y acosadores, porque es uno de los temas que más me preocupa, porque es realmente un terrorismo escolar que se cobra muchas vidas. Algunas cifras pueden darnos idea de lo que significa para muchos niños y adolescentes. El acoso escolar es un problema social que se lleva la vida de 200.000 jóvenes al año en todo el mundo, siendo la primera causa de suicidio en esta franja de edad. Además, un estudio de la ONG “Bullying sin fronteras” asegura que, dentro de la Unión Europea, hasta 24 millones de niños y jóvenes al año son víctimas de acoso y maltrato por bullying. Estos jóvenes deciden quitarse de en medio por no poder soportar el maltrato, burlas e incluso agresiones de algunos de sus compañeros. Y hay otros niños que, en vez de dirigir la agresión contra ellos mismos, lo hacen de forma violenta contra los demás o contra su propia familia.

¿Y qué se puede hacer? Poca cosa. Aquí podríamos cambiar las leyes, no para evitar matanzas, porque no se consiguen fácilmente gracias a Dios, sino para evitar esos suicidios en niños y jóvenes que cada vez aumentan más en nuestro país a raíz del uso de las redes sociales, con el ciberbullying que hace que el acoso sean 24 horas, todos los días. Si hay un protocolo de acoso, en toda España, evidentemente también aquí. Pero les aseguro que no funciona. Son muy pocos los centros que aceptan que alguno de sus alumnos son víctimas del terror, quizás porque el buen nombre del centro puede salir perjudicado. Así solo nos queda esperar que de verdad se tomen medidas para evitar que un niño sea maltratado de todas las formas posibles sin que haya campañas constantes para evitar esos maltratos. Ya saben mi frase. Las mujeres votan, los niños no.

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