Tras un largo periodo de letargo marcado por la pandemia y por la vacante en la dirección, Laboral Centro de Arte y Creación Industrial coge impulso a partir de hoy con el primer proyecto del nuevo responsable del equipamiento, Pablo DeSoto, que estará dedicado a la Nueva Bauhaus, una corriente arquitectónica que la Unión Europea quiere potenciar y que apenas ha encontrado hueco hasta ahora en Asturias. Esta iniciativa, adelantada por LA NUEVA ESPAÑA, ejemplifica a la perfección el rumbo que el complejo aspira a tomar a partir de ahora: propuestas originales e incluso inéditas a nivel regional que se abran a públicos más heterogéneos y a la participación ciudadana. A priori, y aunque es muy pronto para hacer un balance, se trata de una línea que se aleja del anterior ensimismamiento, causante del progresivo desapego que se produjo entre el espacio y buena parte de la sociedad y de un intenso debate político sobre su razón de ser. Comienza una segunda oportunidad para el centro, casi único en España en cuanto a su concepción, que debe recibirse con optimismo y cautela.

No es poco lo que Gijón se juega con Laboral Centro de Arte, inaugurado en 2007 en el interior de unas naves anexas a la Universidad Laboral para convertirse en un referente internacional de las nuevas formas de la creación. En este lugar, la ciudad (y el resto de Asturias) sigue teniendo una oportunidad única para mostrarse como polos de vanguardia que, además, genere sinergias económicas. Pero no de cualquier manera, y menos aún destinando fondos públicos a proyectos sin la menor visibilidad. Ese será precisamente el gran reto de este nuevo periodo. Porque el espacio, tras unos años iniciales de esplendor, se había adentrado en una especie de vacío existencial que acabó con la renovación del equipo directivo. Además, casi en paralelo, sufrió un intento de desnaturalización por parte de la Consejería de Cultura, que llegó incluso a proponer que optase a ayudas destinadas a las zonas rurales para su subsistencia. No era un camino acertado y destacados representantes del ámbito político y social a nivel local, con la Alcaldesa a la cabeza, frenaron aquel estrambótico intento.

Pero eso ya es pasado y lo importante ahora es que el espacio avance dando muestras de haber aprendido de los errores, mutando algunas de sus propuestas, sin renunciar a su idea original y sin olvidar su utilidad para artistas emergentes, que buscan una oportunidad para iniciar su carrera. Se abre un periodo nuevo, con otros mimbres. Ojalá Gijón obtenga esta vez un buen cesto.