El presidente del Principado, Adrián Barbón, cuentan LA NUEVA ESPAÑA, reconoce los valores, morales sociales y religiosos, del que describe, y con razón, como el arzobispo de la concordia, tolerancia y comprensión. Palabras muy significativas en estos días en el que predominan algunas voces extrañas y disonantes. Monseñor Merchán fue un hombre de tolerancia y de concordia sumas. Sus padres fueron asesinados por los milicianos por ser católicos practicantes y el Arzobispo toledano supo perdonar sin abrir heridas muy dolorosas y sin reproches, porque era un hombre de profunda fe, esperanza y caridad; y un gran pastor de la Iglesia Católica que camina en Asturias, en la que fue el Arzobispo de San Juan Pablo II.
Supo tender puentes con el poder político sin estridencias ni aspavientos, en momentos difíciles de la situación política y social de Asturias. Monseñor Merchán fue un hombre del Vaticano II, aplicó con rigor y seriedad los documentos conciliares a las realidades terrenas españolas y asturianas sin clericalismo y sin intromisión política, dando al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Una prueba palpable fue el entendimiento y colaboración con otro asturiano tolerante y dialogante, Rafael Fernández.
