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Alejandro Farpón

Entornos escolares que construyen ciudad

Mitigados por los avances en medicina e higiene los estragos de las enfermedades infecciosas que asolan otras regiones de la Tierra, en la pequeña porción del planeta a la que solemos llamar primer mundo las principales causas de muerte están relacionadas con hábitos de vida poco saludables. A la cruda luz de la estadística, podemos afirmar que un para nada desdeñable porcentaje de las niñas y los niños que asisten a nuestras escuelas morirán antes de tiempo por causas evitables.

La vida sedentaria –la consola gana cada vez con más ventaja a la pelota– y una mala alimentación que, además, como casi todas las calamidades, arraiga con más fuerza entre los que gozan de menos recursos económicos, constituyen hoy día uno de los principales retos a los que la escuela debe responder. Resulta complicado imaginar inversión con un retorno más valioso que años y calidad de vida.

Es una guerra desigual en la que los centros educativos debemos buscar la colaboración de otras instituciones públicas. En este sentido, el Plan de Movilidad Sostenible de Gijón que se debate estos días en nuestra ciudad, constituye una interesante oportunidad al contemplar la creación de entornos escolares seguros que permitirán, en cierto modo, recuperar la calle para los niños y que servirán como base para fomentar hábitos de vida más saludables entre los que, por sus implicaciones medioambientales –que afectan directamente a la salud– me gustaría destacar el uso de la bicicleta como alternativa al coche: una forma de moverse limpia, divertida y saludable por la que, creo, debemos apostar.

Las ciudades también se construyen desde las escuelas. Educar en otra forma de movernos más activa y sostenible, y en otra manera de relacionarnos con nuestro entorno, con un medio ambiente cada día más amenazado por la emergencia climática, es también una apuesta de futuro para un Gijón mejor.

Por eso me parece tan importante el protagonismo que la movilidad escolar está adquiriendo en las políticas de movilidad en nuestra ciudad. La transformación de los entornos escolares –con un aire más limpio, menos ruido y más árboles, zonas verdes y estancias para el juego– y los programas para incentivar una movilidad más sostenible, como la biciescuela municipal, son apuestas que, diseñadas para la escuela, constituyen en realidad un proyecto de ciudad que nos integra a todos.

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