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Ricardo Gayol

Después de las andaluzas, ¿qué?

El panorama político tras el rotundo triunfo del PP

Los resultados electorales del 19J han convulsionado el panorama político, no solo por el dato cuantitativo en sí, sino también por la relevancia que se da a las elecciones andaluzas cara a la conformación del mapa político del Estado.

Pero, en realidad, solo son unas elecciones autonómicas y los cambios de signo político son muy rápidos hoy. Conviene recordar que la derecha ganó en Andalucía en diciembre de 2018, gracias a la implicación de todo el trío de Colón, y que luego Sánchez ganó las generales en abril siguiente, dejando al PP con su peor resultado Pero esto no quiere decir que la izquierda en su conjunto no deba reflexionar a fondo sobre lo acaecido en las recientes andaluzas para valorar lo sucedido con claridad.

–Los socialistas siguen sufriendo su profunda crisis en ese feudo histórico. Ahora, las municipales amenazan con completar la debacle. Pero también constituyen una oportunidad para la recuperación. Juan Espadas ya tiene algo de experiencia en eso

–Por Andalucía no acertó en la nomenclatura, demasiado aséptica y desconocida. Además, los follones internos se visualizaron en exceso, gracias a la presión mediática, cuando lo importante era el acuerdo político logrado y eso no se valoró. Inma Nieto ha sido una excelente candidata, pero su apoyo parlamentario será pequeño, aunque ella sea una Portavoz formidable.

–Adelante Andalucía ha contribuido mucho a la desunión por la obstinación de Teresa Rodríguez de mantener su marca idílica, que apenas podrá poner en valor desde el grupo mixto. Su cerrazón a alcanzar cualquier grado de acuerdo con los socialistas supone un freno enorme para la unidad.

El Gobierno de coalición progresista necesita pasar a la ofensiva con la agenda ideológica para motivar a todo el electorado progresista con su proyecto de país. Las medidas aprobadas en el Consejo de Ministros extraordinario del 25 de junio retoman el buen camino para ese fin. Sacar adelante los proyectos de ley aparcados, como el de Memoria Democrática y el de Vivienda es también imprescindible para recuperar credibilidad. Asimismo, normalizar las relaciones políticas con Cataluña es urgente, tanto para superar la crisis abierta con el espionaje, como para reabrir la llamada «Mesa de Diálogo» como un objetivo emblemático de la legislatura en curso.

Por fin, el 8 de julio, Yolanda Díaz sale a la palestra, en un gran acto en Madrid, con su proyecto político, que es la esperanza tangible para la izquierda social en nuestro país. Sumar será el lema del primer estadio de su recorrido, destinado a establecer contactos y confluencias que puedan articular ese espacio político. No le faltarán obstáculos para viabilizar esa apuesta, pero para Navidades se espera alcance su velocidad de crucero y quede fijado el marco de referencia que la coloque en la liza electoral. Habrá que pasar el rubicón de los comicios municipales y autonómicas, donde ya jugará su papel en plenitud. ¡Hay Partido!

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