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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

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Fin de temporada

Entre reformas del Muro y una nueva clínica

Ahora que los cambios en el Muro quedan a la espera de la próxima corporación municipal es momento de constatar que a los socialistas les molestó cómo se hicieron las cosas y las decisiones que tomó "motu proprio" el único concejal comunista de la innecesaria coalición de gobierno. Ya hace unos meses que se barruntaba la poca conformidad de la alcaldesa, exquisita dama de Carbayonia, con la políticamente torpe mano mayor que había utilizado su sidecar, el concejal, Aurelio, y el innecesario revuelo ciudadano que se organizó en forma de explosión y no precisamente de coloridos fuegos de artificio. Enviado Martín, el encargado de la Movilidad, al rincón de pensar, se le encargó al responsable de Obras, Olmo Ron, a lidiar con el morlaco y aprovechar la sentencia que obligó al consistorio a devolver la doble circulación. Y ahí le tenemos proclamando el hombre que se trata de una adecuación del paseo que la sociedad les demanda y que el vigente plan especial impide. En resumen, que toca reformar un plan, que se rechazó efectuar hace un par de años, un documento planificador a la carta que permita hacer lo que se quiera. Pero eso ya les tocará hacerlo a los siguientes. Tal como van las cosas, es posible que lo del Muro acabe arrastrado por los tribunales –de momento ya hubo el primer aviso– y se demore la cosa más de los previsto. Es un asunto muy goloso para los aspirantes a algo.

Es anunciar el grupo Quirón que pondrá una de sus clínicas en la villa marinera y se levanta la izquierda decadente de CSI-Podemos y la IU en extinción, para quien el hospital es una amenaza para el sector público, como si fuera entrar en funcionamiento Quirón y cerrar Cabueñes. Curioso modo de pensar. ¿Por qué les fastidiará tanto? Si quienes salieran a oponerse fueran los que tienen otros hospitales privados, debido a la gran competencia que les surge, tendría algún sentido, pero a que lo hagan partidos que se creen la esencia de las izquierdas verdaderas no se le encuentra explicación. Bueno sí, no es que en realidad tengan nada en contra; se trata de mantener de cara a la ciudadanía una posición de corte populista. Que queda muy bonito, vamos, que es lo esperado de unos señores muy progresistas y cuidadores del bienestar de la gente. Los clientes naturales de este tipo de establecimientos sanitarios suelen ser personas con seguros particulares, como viene siendo habitual, y los hay de todas clases. Es evidente que habrá convecinos que no se puedan permitir abonar esas cuotas, generalmente mensuales, y afortunadamente ahí está la sanidad pública que no cerrará porque en la ciudad hay magníficas instalaciones convenientemente preparadas.

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