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FIDEL GARCIA

Los jesuitas de Gijón clausuran el Año Ignaciano

Los padres jesuitas de Gijón clausuraron hace unos días el año ignaciano, después de quince meses en los que se han conmemorado los quinientos años (1521–2021) desde que el genial vasco cayó mal herido en la defensa de Pamplona. Se sumaron así a la eucaristía que se celebró el día 31 en el Santuario de Loyola, presidida por el general de la Compañía, Arturo Sosa. Durante este año Ignaciano, los jesuitas de Gijón han desarrollado diversas actividades, tanto presenciales como online, con las que han pretendido que la sociedad gijonesa tenga un mejor y más amplio conocimiento de la vida y obra de San Ignacio. Los colegios asturianos de los jesuitas han programado diversas actividades religiosas, culturales y sociales: conferencias, retiros, peregrinaciones, ejercicios espirituales... en las que han intervenido familias, jóvenes, adolescentes y niños, así como los Antiguos Alumnos. El Año Ignaciano ha tenido una relevancia especial en las universidades fundadas y dirigidas por los padres jesuitas.

El epicentro de esta conmemoración ha girado en torno a la Conversión de San Ignacio después de un proceso espiritual al ser herido en la defensa de Pamplona. Los jesuitas han celebrado los 500 años de la conversión de San Ignacio, por la que pasó de ser un noble vanidoso, centrado en el éxito mundano y en la fama y conquistas amorosas, a servidor de la Iglesia y fundador de la mayor orden religiosa católica: la Compañía de Jesús. Una orden poco conocida por el gran público y objeto de difamaciones por librepensadores modernos y antiguos, como el esclavista Voltaire. San Ignacio fue el genio que revolucionó el sistema educativo moderno con la célebre "Ratio Studiorum" y la espiritualidad católica con el influyente libro de los "Ejercicios Espirituales". Esta celebración de los 500 años de la conversión de San Ignacio no se refieren principalmente al pasado, sino que está pensada para el presente y proyectada hacia el futuro. Se trata de una oportunidad para renovar las originales raíces ignacianas. Como buenos seguidores del jesuita Papa Francisco, los jesuitas se han puesto en camino, abiertos a nuevos horizontes.

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