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Filippo Priore

Por libre

Filippo Priore

Entre la espada y la pared

Cada vez detesto más la política, pues es del todo imposible mantener un debate sosegado sobre cualquier aspecto propuesto por el Gobierno e ipso facto denostado por la oposición. Claro que en una cosa siempre están de acuerdo: en sus ¿merecidas? vacaciones de verano. Mi impresión es que, con la que está cayendo, en este caso subiendo, si nos referimos a la inflación (alguno todavía con echarle la culpa Putin se van satisfechos; y es que ya lo acuñó el jefe de campaña de Adolf Hitler, Joseph Goebbels: "una mentira contada mil veces se acaba convirtiendo en verdad").

Pero no parece muy lógico que al menos el Presidente del Gobierno, en Puma o en Flacón, además de con el tema de la inflación sin ninguna idea sobre el tapete coherente que ofrecer a los españoles, se vaya de vacaciones a Lanzarote, dejándole el papelón (una vez más) a uno de sus innumerables ministros, Teresa Ribera, actual vicepresidente tercera (¿o era cuarta?) y ministra para la Transición Ecológica de España, de reunirse telemáticamente con los responsables autonómicos en esta materia, un día antes de aplicarse el famoso Real Decreto con el fin de decirles algo así como "esto ye lo que hay amiguinos".

¿Dónde queda aquel consenso y diálogo que prometió este Gobierno en su primera investidura (en al que afirmó convocar elecciones de manera inmediata) o en la segunda (en la que se a alió con los enemigos de España para alcanzar los votos necesarios)? Se lo digo yo: en otra más de las mentiras de un Gobierno que ha aplicado siempre la ley de manera torticera a su manera, con el escándalo de Dolores Delgado como colofón.

Le faltó a Sánchez en su última aparición, como suele suceder en los finales de las bodas, colocarse la corbata atada a la frente. Al menos hubiera tenido algo de más de gracia. Porque del resto de medidas anunciadas, ¿dónde están los informes que demuestran ese ahorro que se estima? ¿Los has realizado el mismo Comité de expertos que aquel que nunca existió del covid?

Pero para broma y de muy mal gusto, el enviar al Jefe de Estado, Felipe VI, a la investidura de antiguo terrorista en su toma de posesión como presidente de Colombia. El Rey ha demostrado saber estar en su sitio y curioso que quienes aplaudieron a Zapatero por su desaire a la bandera de EE UU, ahora muestran toda su furia ante la negativa de Felipe VI de alzarse ante una supuesta espada de Bolívar, que lo mismo es tan auténtica como un billete de trece euros...

Todos estos personajes, algunos miembros del Gobierno o diputados en las Cortes, ¿saben quién fue Simón Bolívar? Les aconsejo a todos ellos el libro "El Tercer Bolivariano", de Pablo Victoria. Bolívar no fue sino un asesino despiadado de españoles (se estima que unos mil enfermos) a machetazos tras tenerlos prisioneros durante un año. Estos son los héroes de la nueva Sudamérica chavista, que vergonzosamente cuenta con el apoyo de un sector de la política española. El único fallo del rey fue haber aceptado acudir a la cita entre tanta podredumbre intelectual.

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